lunes, 24 de noviembre de 2008

La patata caliente


Más allá de todo tipo de rumores y de declaraciones de buenas intenciones, los equipos han empezado a moverse. Atrás queda el intercambio entre Pistons y Nuggets, del que claramente se han visto más beneficiados en Denver. En su momento a Billups por sus condiciones le costó amoldarse al papel de director de juego, pero ha sabido frenar sus impulsos anotadores en pos de la mejora de sus compañeros. Aporta veteranía y saber estar en la cancha.

Iverson tiene la difícil papeleta de cambiar el chip que le implantaron al nacer baloncestísticamente hablando. No es el primer espada en Detroit, o al menos tiene que compartir ese papel con otros tres jugadores, y la adaptación se presenta harto complicada. Se dudó de que funcionase la conexión con Carmelo Anthony, y lo cierto es que no terminó de carburar. La prueba es que se desprenden de Iverson en busca de un tipo tan experimentado como funcional.

Y tenemos encima de la mesa el asunto de la "patata caliente". Hay un jugador en la NBA que derrocha talento por los cuatro costados, y que al mismo tiempo ha sido fulminado por su carácter egoísta en la cancha y sus comportamientos anómalos fuera de ella. Han tardado muy poco tiempo en cansarse de Zach Randolph en Nueva York. De hecho no creo que realmente le hayan querido nunca. La dinámica de trabajo y desarrollo en pista de D´Antoni relegaban su papel como primer o incluso como segundo tirador. Pero él sabe lanzar a canasta auténticas mandarinas en lugar de buscarle una salida apropiada al balón o de hacer la lectura apropiada del ataque. Siempre lo ha hecho y ésa es la principal razón del hartazgo de todos sus entrenadores. El caso es que si alguien fuese capaz de explicarle al chico que el mejor valor en baloncesto (y en todos los aspectos de la vida en definitiva) es el compañerismo, podría ser letal. Sus comienzos en Portland invitaban al optimismo, pero todo se fue diluyendo cual azucarillo en el café de la mañana.

Para que cuadren los números le acompaña en su penúltima aventura un jugador marginal como Mardy Collins. Los Knicks han trabajado duro para desprenderse de Randolph, y un despistado ha picado. Mi enhorabuena a Donnie Walsh, que se empieza a ganar el sueldo.

El traspaso arrastra a Nueva York a dos jugadores con muchas muescas en su DNI como Tim Thomas y Cuttino Mobley, que presumiblemente no darán problemas.
En unos Clippers descabezados, controlados desde los despachos y en el banquillo por el todopoderoso Mike Dunleavy, el movimiento pretendido es el de reforzar la línea interior, creando mucho espacio anotador para Randolph. Chris Kaman y Marcus Camby le ofrecerán un buen colchón en el que Zach pueda hacer lo que quiera. Si fuese aficionado de los Clippers estaría temblando.

¿Qué piensa de todo ésto Baron Davis? Una vez que el base decidió estampar su firma con la franquicia angelina, se le había prometido la permanencia segura de Elton Brand. La palabra dada no se cumplió y quien aterriza en su lugar es Randolph. En la época estival se vislumbraba un auténtico equipazo, y ahora lo que encontramos son rastrojos. Sin duda no serán los momentos más felices en la vida del genial Davis.

Integrar en tu equipo a "la patata caliente" es peor que perder una caja de herramientas en el espacio, y como diría mi buen amigo Juan Solo, "ésto no lo arregla ni Cliff".

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