jueves, 20 de noviembre de 2008

Carne de traspaso


Vamos conociendo bastante bien la tendencia de ciertos equipos. En otro momento le echaremos un ojo a lo más alto de la clasificación de las divisiones, pero hoy quiero centrarme en las franquicias con peor récord.

A estas alturas creo que no es ninguna sorpresa el puesto de los Wizards. Su única victoria evidencia la dependencia de su gran estrella Gilbert Arenas. En Washington se apostó muy fuerte por la renovación tanto de Arenas como de Jamison. De hecho una de las exigencias de Gilbert fue que su amigo Antwan siguiese enfundado en la casaca azul. Arenas se pasó todo el curso pasado haciendo declaraciones contradictorias sobre su futuro, dejando abiertas todas las opciones aún cuando estaba por ver su estado físico. El asunto es muy serio. Tras una temporada casi en blanco tiene que afrontar otros dos meses de convalecencia. Un contratiempo que va a convertir la temporada de los Wizards en un calvario y que de paso pone su carrera en la mesa de un trilero.

Centrándose en Jamison y Arenas, la franquicia capitalina dejó escapar a un jugador que ya es el "tapado" de la competición. En ausencia del capitán, Roger Mason pudo ganar confianza en su juego, y ahora se presenta en San Antonio como hombre fundamental.

Seguro que en los despachos los teléfonos empiezan a echar humo. Antes del "trade deadline" deberían hacer algún retoque. Ya había hablado por aquí acerca de un supuesto traspaso entre el español Sergio Rodríguez y el ucraniano Pecherov. Con dos o tres movimientos bien pensados se podría conformar una escuadra interesante en Washington.

Otro caso especialmente preocupante es el de Oklahoma City. La razón principal del dolor de cabeza de los rectores no es la acumulación de derrotas, sino la falta de química interna. Es un equipo muy joven, destinado a dar guerra en dos temporadas. Kevin Durant necesita seguir madurando y trabajando para jugar con más intensidad, Jeff Green ha dado muestras de que puede jugar en esta liga con eficiencia, y el novato Westbrook me parece una joya que se debe ir puliendo poco a poco. El problema está en las rencillas que van aflorando. El base titular es el temporero Earl Watson, que una vez que ha conseguido afianzarse en el equipo y viendo que Ridnour volaba destino Milwaukee, se las prometía muy felices. Quiere más minutos y protagonismo, y que Westbrook no le eche el aliento encima. Si sigue en esa línea le auguro muy poco futuro en Oklahoma.

Un lugar en el que la tierra va a temblar antes de febrero es Charlotte. Es un equipo que no ha terminado de despegar. El prometedor Okafor se ha instalado en la vulgaridad, Adam Morrison vuelve de una lesión y ha dejado de contar, y Raymond Felton y Sean May no son la temible pareja que apuntaba. Larry Brown se había planteado el reto de ser el salvador de la franquicia, pero con el roster oliendo a carne quemada, terminará huyendo antes de que el fuego le queme los pies. Según parece llevan unas semanas intentando colocar a Gerald Wallace hasta en cinco equipos, que se lo están tomando con calma. No sería el único traspaso aconsejable.

En Los Angeles todas las miradas se centran en el comienzo arrollador de los Lakers. Sus compañeros del Staples Center sin embargo están perdiendo la paciencia. Las derrotas van cayendo y Baron Davis ya ha levantado la voz. Todos van a lo suyo en los Clippers.

Hay dos jugadores especialmente aprovechables en el mercado. Sus equipos le han puesto el cartel de transferible y no se ponen ni el chándal. Tienen mucho nombre y un contrato que asusta. Son Stephon Marbury y Eddie Curry.

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