miércoles, 8 de julio de 2015

La renuncia de Marc Gasol al Eurobasket



Finalmente se ha confirmado lo que ya se había conocido hace días. Marc Gasol renuncia a disputar el inminente Eurobasket con la selección española. Su reciente renovación millonaria con los Grizzlies y el abultado fajo de billetes que trae consigo han pesado en la decisión. Ahora que se retoma aquella vieja canción que habla del compromiso forjado a fuego, y que se compara con otros jugadores en situaciones similares, podemos detenernos por un segundo en la parte contraria. Del mismo modo que se ofrecen condiciones inmejorables a un deportista para el desarrollo de su profesión, los que ponen dichas condiciones están en su derecho de incluir cláusulas que protejan su apuesta de riesgos sobrevenidos. A mi memoria llega el caso del francés Rodrigue Beabouis, un talentoso base que se hizo con un hueco en el quinteto titular de los Mavericks y que fue adquiriendo rango a base de quebrar defensas con su certero lanzamiento de larga distancia. Todo parecía indicar que estaríamos ante una sólida carrera en la NBA pero un mal gesto en un entrenamiento con la selección en la preparación del Mundial de Turquía significó algo más que una lesión. Fue el inicio de un camino tortuoso salpicado de suerte enemiga que acabaría por empujarle fuera de la NBA. Propenso a lesionarse desde entonces, Beabouis ha intentando regresar sin éxito mientras ha encontrado la forma en la liga francesa. Una carrera al traste y un contrato con muchos números que no llegó a firmar.
Los dirigentes siempre han sido muy recelosos de las competiciones en las que participan sus estrellas "internacionales". Es evidente que la integridad física de sus jugadores corre cierto peligro sobre todo cuando se trata de selecciones llamadas a hacer algo serio. Pau ha tenido que convencer en el pasado para que le permitiesen unirse al combinado nacional, y otros lo han tenido muy complicado.

Marc ha firmado el contrato de su vida, el que separa a los jugadores de nivel de los súper clase. Y ahora que se le incluye "sobre el papel" en esta categoría debe pasar por el rodillo que le imponen en su equipo, que le prefiere sano y descansado para afrontar el siguiente paso en la etapa de crecimiento de los Grizzlies, donde será líder en la cancha y fuera de ella recompensado de una vez con un contrato que refuerza su posición. En Memphis le han pedido que descanse y lo respeta, acepta y acata.

martes, 30 de junio de 2015

Hernángomez y Díez en el Draft 2015


Las opciones de Willy Hernángomez y de Dani Díez por entrar en el Draft eran bastante diferentes. Si bien ninguno de los dos había despertado un gran entusiasmo en el scouting general, quizá el último tramo de la temporada y el seguimiento que se estaba haciendo a Porzingis habría ayudado a su compañero en la pintura en Sevilla a mejorar su rating. Hernángomez partía con mejores credenciales e incluso alguno se aventuraba a incluirlo en la jugosa primera ronda. Sin embargo de no ser elegido bien al principio las opciones para los europeos no varían demasiado entre un 24 o un 36, ya que la negociación con sus equipos de origen parte de un contrato a ofrecer con menor aporte financiero y capacidad negociadora. Si Hezonja puede decirle adiós al Barcelona (y a Xavi Pascual) sin darse la vuelta y mirarle a nadie a la cara es que contará con 10 millones de dólares para contrarrestar los casi 2 que debe aportar al Barça para encarar su aventura NBA. Hablamos de cifras gordas y contratos con claúsulas de escape complejas que amarran a los jóvenes valores a sus casas madre por un tiempo, echando dinero encima de una posible huida.

Hay escasos visos de que Hernángomez vaya a hacer un Fran Vázquez. No dará la espantada a los Knicks y Phil Jackson ya que sería temerario por su parte. El madrileño retornará al Madrid tras un breve pero fructífero paso por el Baloncesto Sevilla. Aprovechará la limpieza que Laso hará bajo los aros para hacerle un hueco junto al espartano Felipe y sumar algún título en Europa antes de hacer las maletas. Allí en Nueva York se encontrará con su compañero en el conjunto andaluz, ese Porzingis que habla inglés como si hubiese sido criado en cualquier casa de Massachussets. Claro está si el experimento con el letón goza de paciencia y no se disuelve antes.
El sacrificio de Willy para llegar a la élite es notable, convirtiendo un cuerpo redondo y poco dotado para el deporte de choque en un físico capaz de comerse a todo un Barcelona él solito una noche. Si ha llegado a ese punto es complicado asumir que se quedará ahí.

En cuanto a Dani Díez, uno no acierta a entender el empeño de los Blazers en buscar una copia de no sé qué modelo de jugador. Algo buscaron y no encontraron en Claver, creyendo seguramente que su tiro de larga distancia era fiable o que su rebote era más fiero de lo que realmente era. Y el bueno de Víctor se plegó a la exigencia de la explosividad de juego en un escaso tiempo de juego concedido por Stotts, sumiendo al valenciano en una indefinición previamanente anunciada en Europa. Sin terminar de despedir a Claver, Portland anota el futuro de un irregular Diez en su agenda, un jugador con talento pero con una gracia natural hasta esta temporada para diluirse en la superficie plana. El recién nombrado "Mejor Jugador Joven" de la Liga Endesa ha soportado el peso del Gipúzkoa Basket durante un curso intenso y agrio que ha marcado el antes y el después para un mozo del que tanto se hablaba y que poco hacía para prestigiar esas voces. Su espectacular temporada le vale esa elección, complicada de explicar una vez más para los aficionados de los Blazers, que creerán que se les aparecerá el eterno imitador de Nowitzki. Seguiremos este asunto con interés.

Suerte a los dos.

miércoles, 24 de junio de 2015

El Real Madrid y el sueño de Laso


Pues no, Florentino Pérez no se encontraba en la sala al ser llamado a consulta. Ni falta que hacía. El título de Liga conquistado en la cancha del eterno rival tiene más de cuatro matices. Hablamos de un equipo que se ha hecho con todos los trofeos a su alcance esta temporada, y si tenemos en cuenta el éxito total de las categorías inferiores estamos ante un proyecto que en su vertiente vertical le coloca en hitos difícilmente alcanzables o repetibles.
Y a todo ésto que Laso entrenaba a este equipo. Un equipo en mayúsculas que empezaba a construir hace algunas campañas con el descrédito de parte de la afición propia y el recelo ajeno, y es que el murmullo cuando el balón no entraba en la canasta en el Palacio de los Deportes era un clásico. Le costó al entrenador vitoriano ganarse el respeto de la hinchada, quizá por entender la zona noble que se había contratado a alguien de perfil bajo para contentar a ciertos jugadores, huyendo del tipo personalista encarnado con dureza en gente de talla contrastada como Messina o Scariolo.
No entro a valorar ese "factor gafe" que tanto está dando que hablar en redes sociales, el inocuo "efecto Tomic" en el Barcelona. Un mocetón con gran envergadura y talento pero al que siempre le ha faltado ese matiz burbujeante que hace mejor a su equipo. Se fue el croata del Madrid por la puerta de atrás cansado de no ganar y de que no se valorara su opción ofensiva pasándose al rival. Para muchos su decisión fue aplaudida en modo agradecimiento por dejar el blanco aunque supusiese vestir azulgrana. Su tercer partido de la serie ha sido memorable, tirando del carro con unos porcentajes de ensueño, aunque es cierto que sus emparejamientos fueron de corto recorrido, no contando en la contienda Laso ni con Bourousis ni Mejri para detener sus acometidas. Su apuesta pasó por conceder espacio a Ayón y a Slaughter, quien con pie y medio fuera del Madrid se volvió a ganar su silla merced a su dedicación y fidelidad a las consignas del coach.
La plantilla del Madrid es envidiable y profunda, del mismo modo que la del Barcelona, que no supo sobrellevar la baja de Navarro y la discutible gestión de minutos en cancha de Xavi Pascual, torpedeado desde dentro y desde fuera con los flashes sobre el inédito Hezonja. Seguro que Pascual tendrá para escribir un buen libro de memorias sólo con lo vivido esta temporada. Hezonja será pasado del Barça pronto y nueva promesa de la NBA sin haber podido demostrar más que una chispa de talento en el Palau.
El caso es que Laso ya forma parte de esa élite de entrenadores a recordar de memoria. Despertando de su sueño, ha dejado de ser ese perfil bajo deseado por Florentino para convertirse en historia del deporte de la canasta.

miércoles, 17 de junio de 2015

El campeonato de Golden State Warriors



Tengo que reconocer que mi simpatía por Golden State Warriors viene de lejos, desde que entró en casa vía regalo una camiseta con el 17 a la espalda. En aquel momento no sabía absolutamente nada de aquel equipo ni del portador de ese número. Mi tío me explicó que se trataba de Chris Mullin, la estrella de la franquicia de Oakland. Desde entonces una vinculación especial me unió a Mullin y los Warriors, incluido mi corte de pelo de mozo.

Golden State ha tenido cierta mala suerte, contando con uno de los mejores entrenadores que ha dado la historia moderna en la NBA, Don Nelson, que no logró plasmar en títulos todo el buen trabajo que llevó a cabo en equipos con talento pero francamente ególatras. En los Warriors impulsó un estilo alegre y ofensivo que hizo florecer a Tim Hardaway y a Mitch Richmond, que motivó al propio Mullin y sirvió de gran lanzadera para Marciulionis. Con ellos muchos en Europa situaron en el mapa al equipo, del que poco o nada se sabía en la época de Joe Barry Carroll como estandarte.

Equipos meritorios se iban deshaciendo y la dirección deportiva sufrió vaivenes propiciados por la falta de sintonía del proyecto entre el piso noble y la pista. Nelson salió por la puerta de atrás y nunca se encontró un recambio de garantías ni un rumbo definido. Parecía condenado el equipo de la Bahía a permanecer en la mediocridad. Ni Twardzik primero ni St. Jean después fueron certeros en elecciones del Draft, y el sobrecoste de la plantilla con jugadores de segunda fila lastraba el futuro de la franquicia. La retirada del legendario Mullin le aguardaba un puesto directivo y con su sabia nueva y gente muy próxima a la casa parecía que los brotes verdes aparecerían, aunque las lesiones y situaciones inesperadas de gestión de plantilla dejaron a las puertas del éxito su proyecto.

En época presente se apostó por retirar veteranos del proyecto y bajar la media de edad de forma casi irreverente. Un antiguo referente de la liga como jugador y ahora brillante comentarista de televisión, Mark Jackson, era el elegido para reconducir todo el talento a objetivos muy ambiciosos, y aunque su única temporada al frente del equipo fue más que meritoria, la falta de conexión entre el coach y jugadores y directivos propició su salida. Entonces las miradas se centraron en Steve Kerr, deseado por una decena de franquicias para su estreno como entrenador jefe. A Kerr le gustó la frescura de Golden State y vio cosas altamente interesantes que le hicieron decantarse por la oferta de los Warriors. El inicio del presente curso despertó admiración, y enseguida se consideró a su róster como contendiente al título. Las etapas se fueron quemando y Curry hizo palidecer al resto de candidatos a MVP con una temporada para el recuerdo. Pero no fue él la clave esencial para la consecución del anillo esperado sino las prestaciones del veterano Iguodala. Mientras que la defensa y la atención se centraba en frenar a Curry y Klay Thompson emergía ese plus necesario para los momentos de mayor calor en la cancha. Iguodala aceptó un papel secundario saliendo del banquillo con minutos limitados. Kerr pensaba en reservarle para el momento justo, ese punto distinto que da campeonatos. Conseguido el título, no puedo evitar acordarme de la camiseta con el número 17 y de Chris Mullin. Enhorabuena a Golden State Warriors.

Curry vs Lebron




Los tiempos van cambiando en la NBA al igual que las estrellas del momento. Uno recuerda con nostalgía aquellos enfrentamientos entre Magic y Larry Bird, porque con ellos empezó a amar este deporte siendo muy jovencito. Es una de las rivalidades que más literatura han suscitado, por distintos motivos, encontrando su raíz ya en su etapa universitaria. Fuertes personalidades que aglutinaron a sus equipos a su alrededor y que hizo mejores a jugadores de complemento que se hicieron relevantes.

Luego llegó Jordan, al que no le coloco a nadie enfrente sencillamente porque nadie le pudo hacer sombra. Cuando logró acompasar su ego y talento al juego de equipo hizo letal a los Bulls logrando cifras individuales y colectivas históricas en este deporte.

Hoy en día se someten a la lupa del éxito Stephen Curry y Lebron James, con trayectorias bien diferentes que se solapan en este espacio temporal que llama a la gloria.

El interés por Lebron llegó cuando era todavía un imberbe mozo de instituto, con hambre de éxito, y tantos se apresuraron a ponerle etiquetas y a endulzar su paso a profesionales. Cantos a los que siguieron halagos que terminaron acogotando su asalto al anillo. Vivió por encima de los demás y los golpes de realidad le fueron despojando de oportunidades fueron dolorosos. Tuvo que unirse a un clan de estrellas y bajar sus prestaciones individuales para ganar anillos, y ahí se marcó un antes y un después en una carrera que ha transformado a Lebron al punto de prestar atención a sus compañeros. Jordan necesitó a Phil Jackson para darse cuenta de que en soledad poco rédito obtendría al margen de sus prodigiosos registros anotadores, mientras que a James fue la crudeza de la competición la que le colocó en su esfera actual.

Stephen Curry fue un niño bien, creciendo entre los almohadones que le colocaba su padre, el antiguo jugador de la NBA Dell Curry. Su progreso hasta la cumbre ha sido más lento y su condición de MVP significa una sorpresa inesperada incluso para su progenitor, que a buen seguro no calculaba que la cima de su hijo sería tan alta. No teniendo al lado el foco constante su crecimiento fue paulatino y sereno. La evolución del base de los Warriors es exponencial a la de su equipo, que tras un serio periodo de construcción y seleccionando a Steve Kerr como entrenador esta temporada ha llegado a las Finales habiendo completado una competición de ensueño.
Los dos lideran ahora dos proyectos fabricados de manera diferente para lograr el mismo objetivo.

sábado, 28 de marzo de 2015

Los Rockets tientan a Llull


Hace ya seis años que Sergi Llull fue seleccionado en el draft de la NBA. Fue Denver Nuggets quien decidió emplear su pick 34 para rellenar la casilla con el nombre del 23 del Real Madrid. Enseguida la franquicia de Colorado hizo cambio de cromos con los Houston Rockets, que han mantenido sus derechos durante todo este tiempo.
Lo que al principio eran tibios intentos sin demasiada convicción y, sobre todo, base económica, han ido desembocando por las noticias que nos llegan en un interés real y con fundamento.
El equipo texano se ha tomado muy en serio su construcción a medio plazo y ha enviado ojeadores de manera nada esporádica al Palacio de los Deportes con el ánimo de seguir las evoluciones del madridista. El GM de Houston Daryl Morey siempre ha visto en Llull un buen complemento de banquillo, enérgico y con habilidad para atravesar la cancha en velocidad, buscar un primer pase y refugiarse en una esquina o intentar una de sus atléticas entradas a canasta.
Según las informaciones los Rockets pondrían encima de la mesa una cifra entorno a los 17 millones de dólares en un contrato por tres temporadas, lo que permitiría a Sergi el pago de la cláusula de salida sin agobios. Llull siempre le ha cerrado la puerta a la NBA seguramente sometido por el asunto económico, que suele marcar una gravosa carga para el jugador. Todos recordamos las circunstancias en las que se fue Juan Carlos Navarro, lastrado por un sueldo muy bajo en Memphis que le impedía hacer frente a sus obligaciones contractuales con el Barça, a pesar de la negociación que facilitó su marcha. En este caso Llull parte de una generosa cifra que le otorga una plácida tranquilidad.
Otro asunto es el impacto de Sergi en la NBA. Estamos ante un jugador que ha sufrido una evolución forzada en los últimos años. Se había asentado como escolta anotador hasta la llegada al banquillo blanco de Pablo Laso, que quiso recuperar sus condiciones como base, explorando más alternativas y brindando a su equipo de un arma ofensiva en la conducción de juego, contraponiendo su perfil al de Sergio Rodríguez, con mayor visión de juego y con menor tentación natural al lanzamiento a canasta. Fue una decisión criticada, ya que se especulaba con una posible caída de influencia en el juego por parte de Llull, que limitaría sus puntos desde su nueva posición al tener que preocuparse de crear situaciones de juego para los demás.
El perfil de base en la NBA es diverso, y hay cabida para el playmaker egoísta "me-first scorer" que encontramos por ejemplo en Westbrook (aunque ahora vive imbuido en su eterno triple-doble para satisfacción personal), o aquél que asiste y no tira. En este último apartado viene a mi memoria Jamaal Tinsley, capaz de entregar en un solo partido 15 asistencias y no intentar ni un lanzamiento. Por condiciones naturales Llull aparecería más próximo al primero de los perfiles, pero su reconversión al estilo NBA le acercaría a un rango intermedio. No le iba a quedar otro remedio si quiere sobrevivir. Un anotador de rachas como él correría el riesgo de establecerse como Rudy Fernández, un especialista sólo escogido por su habilidad por pegarse a la raya del triple y embestir la canasta en las limitadas opciones de pase que reciba.
El propio Llull ha reconocido las conversaciones y no ha negado por primera vez su voluntad de irse. Es el primer paso para verle vestido como "rocket".

lunes, 23 de marzo de 2015

El adiós de Steve Nash


No ha sido ninguna sorpresa el anuncio de la retirada de Steve Nash como jugador de baloncesto. Nash lo hacía público de manera oficial a través de una emotiva carta en la que abría su interior, sus sensaciones, ofreciendo pinceladas de una extensa carrera con los grandes y de la que se lleva dos trofeos MVP.
El paso a la NBA no fue sencillo. Después de una alta elección en el draft por parte de los Phoenix Suns (puesto 15) debió enfrentarse al rechazo de una parte significativa de la afición de la franquicia texana, que no veía con buenos ojos que los Mavs se hubieran decantado por un base blanco aparentemente enclenque. Muchos querían recordar a Bobby Hurley, aquel rutilante "playmaker" de la Universidad de Duke que fue abrazado por el público de Sacramento antes de perder el paso de su carrera tempranamente asolado por las lesiones. Cierto es que la gerencia de Phoenix le mezcló con Kevin Johnson, Jason Kidd y Sam Cassell, por lo que su lucha por minutaje en el backcourt resultaba desigual. Vista su escasa influencia en el juego, los Suns movieron ficha y traspasaron al canadiense a los Mavericks, donde el tiempo de cancha en el puesto de base se repartía entonces entre el insulso Khalid Reeves y un Robert Pack cuyo momento de gloria había pasado. El escenario resultaba por tanto propicio para enseñar las cualidades que había mostrado en la Universidad de Santa Clara y de las que habían tomado nota un puñado de "general manager".
De aquel dueto poco edificante de Dallas sobrevivió Pack, que no ejerció fuerza suficiente para arrebatarle la progresión a Nash, que poco a poco se hizo con las riendas de Dallas en clara sintonía con un alemán recién llegado a la liga llamado Dirk Nowitzki. Juntos conformaron una pareja letal en el ataque texano, liberando a los aficionados de los Mavs de la atonía en la que se habían instalado. Fue creciendo de forma sorprendente ofreciendo unas prestaciones en el apartado estadístico que hicieron temblar los cimientos del despacho de aquellos que decidieron enseñarle la puerta de salida en Phoenix.
Pero la vida deportiva da muchas vueltas, y su camino de retorno a los Suns se hizo efectivo seis años después de su marcha. Su proyección no cesó y volteó pronósticos siendo elegido dos veces como jugador más valioso de la liga. Algunas voces criticaron esos galardones al entender que había más chispa que llama ardiente real en el juego de Nash, aunque la verdad es que hoy el bueno de Steve descansa con dos bonitas copas en su vitrina de premios.
Su espíritu competitivo no le había dado un anillo de campeón, por lo que decidió aceptar el ofrecimiento de Kobe Bryant y los Lakers para unirse a un róster ganador. Desgraciadamente nada fue bien en su etapa en Los Angeles, plagada de desgracias deportivas y de lesiones que le impidieron rendir a nivel mínimamente satisfactorio. Su despedida, sabida hace mucho aunque confirmada hoy por el propio interesado, supone el adiós de un tipo que será miembro del Hall of Fame y que será incluido en la élite de los quintetos históricos de la NBA.

miércoles, 18 de marzo de 2015

El "tanking" de los Sixers


Antes del inicio de temporada una serie innumerable de análisis de las plumas más edificantes en contenido baloncestístico al otro del charco encerraban con llave las tesis del general manager de los Sixers, Sam Hinkie, a la hora de encarar el presente de su equipo. Despojado de todo valor competitivo actual, el gestor de los designios de la franquicia de Philadelphia se ha ido deshaciendo de veteranos con contratos altos, eludiendo el paso por la agencia libre, y rebajando la masa salarial hasta límites alarmantes traspasando cualquier atisbo de talento en su roster. De este modo fue eligiendo destino al mejor rookie del año pasado Michael Carter-Williams no viendo esperanzas de construcción entorno a su figura, y aceptando elecciones de draft para una colección que copará la tabla de los próximos veranos.
Hinkie se afanó hace unas semanas en explicar ante los medios y a las claras que el verdadero objetivo planteado desde que tomó posesión de su cargo, hace un par de años, no era sino construir desde los cimientos, que un equipo que aspira a lograr un anillo lo hace sobre la base de las 55 victorias de manera anual. Para ello necesita a los mejores, y ante la escasa voluntad de la élite actual de asomar por la puerta del Wells Fargo Center, la guía nace en los mocetones universitarios. Sus maniobras arriesgadas están hartando de paciencia a sus aficionados y a los dirigentes de la liga, que han intentado vía normativa acabar con esta práctica conocida como "tanking", y que se inspira precisamente en disponer de una plantilla de inferior valía deportiva a la del resto para asegurarse el peor resultado global y gozar de más opciones en la lotería del draft.
En el erial de los Sixers sin embargo los hay que pretenden utilizar este escaparate ideal para enseñarse y mostrar su valía. Al tiempo que crece pacientemente como jugador Nerlens Noel, tipos desarraigados como Robert Covington, Hollis Thomson o Mbah A Moute aprovechan sus minutos para redondear sus números. Y están consiguiendo ganar algún que otro partido, poniendo las cosas difíciles y permitiendo a otras franquicias como Lakers o Knicks arrimarse al número 1 del próximo draft. Ni en Los Angeles ni en New York tenían previsto encontrarse en esta situación a estas alturas de temporada, pero con todo perdido ya han apostado por la reconstrucción casi al mismo nivel que Philadelphia.
El experimento de Phil Jackson en el Madison con Derek Fisher en el banquillo ha resultado un fiasco, y no se ha visto ni una pequeña sombra de aquel triángulo ofensivo que tantos réditos le ha dado al "maestro Zen" en el pasado. Lo de los Lakers es para mirárselo, porque el fracaso viene dado por una nefasta planificación a medio plazo por parte de la gerencia, que no ha querido o podido anticiparse a la brillantina perfumada sin talento en la que han transformado poco a poco a la franquicia angelina. Y todavía había quien miraba mal a Gasol en aquel graderío...
El caso es que hay una serie de equipos que, contra pronóstico, pelearán con los Sixers por ser el peor de la temporada, y el mejor en la lista de elecciones del draft próximo. Suerte para todos.

martes, 17 de marzo de 2015

El irreductible Felipe Reyes


El graderío madridista aplaude con las palmas de las manos enrojecidas a un bravo jugador. La estima del aficionado blanco por Felipe Reyes es indudable, forjada como las espadas de la antigüedad.
Desde chiquillo apuntaba maneras, y se le vio una calidad superior a la de su hermano Alfonso, que se mantuvo en la élite del baloncesto español a base de un juego rocoso. Felipe tenía algo más, una sutilidad que hizo a algunos entrenadores y visionarios ver en él a un alero completo alejado de su hábitat natural bajo los aros. En Estudiantes se trabajó durante un tiempo en su lanzamiento exterior sin encontrar respuesta. Igual que su hermano, suplía la falta de centímetros con coraje. Los fundamentos los fue adquiriendo poco a poco. Su penoso tiro desde la línea de personal ha evolucionado al punto de convertirse en una disciplina amable para él, siendo ya completamente fiable desde esa distancia. Lo del triple lo olvidó buena parte de su carrera, aunque ahora se prodigue en algún que otro intento travieso. Sus acciones capitalizan buena parte del fervor del público, y ha ido superando desengaños con ciertos entrenadores que han querido hacer de él una pieza de coleccionista antes de tiempo. Se le echó de menos el pasado Eurobasket. Todavía no se ha enfriado la silla sobre la que reposó la mayor parte de la competición.
Con 35 años está demostrando que su momento no ha pasado, su fortaleza mental hace ganar enteros a un equipo que siempre le necesita, más en el sosiego y caraja que ataca a los grandes equipos de vez en cuando.
Felipe es miembro de la generación de juniors que se encaramó a lo más alto en 1998, aquella que obtuvo en Eurobasket en Varna y un año después liquidó a la selección estadounidense en una final para el recuerdo en Lisboa. Escudero entonces de las estrellas Navarro y López en un combinado en el que todavía no despuntaba Pau Gasol y Calderón apenas gozaba de minutos. Ellos han resistido el peso de su propia proyección.
Ya se habla de renovación inminente cuando hace alguna temporada el viento quiso silbar, inspirado por personalistas gestores de banquillos, una retirada por vejez prematura. A ellos les llega este sopapo estadístico que coloca a Felipe en el mejor nivel de la competición. Como diría el gran Andrés Montes...¡Felipe!

lunes, 16 de marzo de 2015

Mirotic da un paso al frente


Uno recuerda un descanso de un partido no hace muchos años en el Palacio de los Deportes de Madrid. Cuando los dos equipos dejaban a los espectadores en la soledad de sus pensamientos y el análisis de las jugadas de los dos primeros cuartos, un espigado chaval imberbe saltaba a la cancha para, en compañía de un preparador del Real Madrid, ponerse a lanzar a canasta desde siete metros y practicar el juego de pies en el poste bajo. Explicaba a mi acompañante que se trataba de Nicola Mirotic, una de las grandes promesas del club blanco y seguramente de la selección española. En el primer caso el supuesto se hizo realidad, con un fugaz paso del anonimato a la línea de vanguardia en el primer equipo. La segunda de las premisas está en el limbo de las respuestas insatisfechas. Pesa sobre ella una politización que desvirtúa lo meramente deportivo en un cruce de declaraciones, de promesas en apariencia no cumplidas, y de la irrupción necesaria y obligada del asimilado como nacional Serge Ibaka. Con la normativa vigente los dos no pueden completar la misma plantilla de seleccionados, y requiere una elección excluyente que ha dejado la patata caliente de forma permanente en la Federación y el entrenador de turno. Al margen de su pésima gestión en el combinado nacional, Orenga quiso arrimar su estandarte acusando a Mirotic de negar su participación en el pasado Eurobasket. Ahí queda. Pero Mirotic parecía más dispuesto a afrontar su desembarco en la NBA que en sacar cuchillos en una pelea de callejón oscuro.
Y al margen de estos problemas, Mirotic se ha ido liberando de presiones y de obligaciones morales para centrarse en la adaptación de su juego a la nueva exigencia. Una liga tan física como la NBA abandona pronto a los chicos técnicos poco sacrificados. Los Bulls creados alrededor de un amante de la defensa como Thibodeau no dan pie a estridencias ofensivas sin posterior sprint para bajar el trasero. No se ha caracterizado nunca Mirotic por sus prestaciones en propia cancha, y ha sufrido para estar al nivel requerido. Su falta de minutos inicial ha estado ligada más a ese aspecto que al de la colocación como ´3´ó ´4´. La presencia de Noah y Gasol favorece sus recursos bordeando la línea del triple, y la ausencia de uno de los dos le acerca al aro sin más. No hay más lucha táctica que ésa. Chicago necesita sus puntos y Thibodeau le reclama ahora por su buen hacer y por las lesiones que han ido despojando a los Bulls de la etiqueta de favorito.
Los números de Mirotic han ido creciendo en el último mes, justo después de pasar el dichoso "rookie wall" por el que todo novato pasa, y sobre el papel anda en un nivel de jugador experimentado y con galones. Supera los veinte puntos y ocho rebotes acreditando un crecimiento mayúsculo justo cuando su equipo se acogota.
Aquellos ensayos del ayer en la cancha madrileña mostraban mucho del espigado jugador, y existía entonces un empeño por lanzar desde la lejanía. En su cabeza ya estaba sin duda la NBA.

miércoles, 11 de marzo de 2015

El modelo Kentucky Wildcats



De vez en cuando uno profundiza en los nuevos talentos que esperan su sitio en la NBA a través de la cuna de la NCAA. Dentro del actual panorama universitario nos topamos con los irredcutibles mozos de Kentucky Wildcats, que bajo las órdenes de John Calipari, están resolviendo su temporada con el casillero de derrotas a 0, con 31 victorias que les llevan lógicamente a llevarse el título este curso. Han ido minando la moral de los rivales hasta el extremo de endosar tremendas palizas a equipos teóricamente fuertes como UCLA, siguiendo las directrices de ataque enérgico y defensa muscular. El estilo y los resultados de los Wildcats obedecen a un modelo implantado por Calipari a su llegada a la Universidad.

Calipari llegó a Kentucky tras pasarse casi una década dirigiendo a la Memphis con cierto éxito y aportando grandes jugadores a la NBA como Derrick Rose o Tyreke Evans. Ya había estado en primera línea con los grandes, dirigiendo durante cerca de tres temporadas a New Jersey Nets, y permaneciendo algún tiempo más como asistente. Como formador de promesas recién llegadas ideó un modelo que le iba a inspirar en la gestión universitaria posterior. Trataría de reclutar a los jugadores de High School con su fase de maduración aparentemente realizada, aquéllos que de no existir la normativa que impide el salto directo de Instituto a NBA habrían solicitado entrada en el Draft. Deportistas completos con escasa vocación universitaria y con hambre de ser seleccionados a los pocos meses de enseñar su talento.
El prestigio deportivo de Memphis no le permitía un grado de convicción necesario para alcanzar lo deseado, pero con la oferta de Kentucky su proceso tocaría lo diseñado en su cabeza.
La temporada de estreno de John Calipari al frente de los Wildcats, en el curso 2009-2010, vio la irrupción de John Wall, DeMarcus Cousins o Eric Bledsoe, que según el plan únicamente se quedaron ese año. Posteriormente la misma línea han seguido Brandon Knicght, Anthony Davis, Nerlens Noel o Julius Randle, con impactos (salvo los dos últimos) muy importantes en sus respectivos equipos. Talentos por pulir todavía pero joyas en bruto sobre los que la población de "general manager" de la NBA proyectan desarrollar sus franquicias como líderes en cancha.
El modelo de Calipari le está reportando un triunfo personal de valor incalculable, transportando sus principios atléticos a chicos de ida sin vuelta. A los jugadores les beneficia como foco de atención y atracción sobre sus cualidades, haciendo gala de la promesa de una vida mejor y una cartera repleta de billetes. Y en último lugar a la Universidad de Kentucky le otorga una gloria efímera en el paraíso de la Comunicación, un aliciente para futuros candidatos y algo que enseñar a los indecisos a la hora de elegir su centro de estudios universitario. Todos ganan, salvo quizá unos deportistas que no terminan un periodo formativo que puede serles de gran utilidad en el caso de que su carrera se trunque por falta de encaje en el profesionalismo o por una simple e inoportuna lesión.
Es el modelo Calipari.


viernes, 6 de marzo de 2015

Westbrook y el triple-doble


En los Estados Unidos se valoran las estadísticas por encima de otros muchas cosas, y en la NBA este indicativo crece de manera exponencial. Tanto que en la gerencia de un puñado de equipos se ha ido colocado estratégicamente a personas que cifran el valor de los jugadores en función de los parámetros estadísticos, dejando en segundo plano otro tipo de impactos en el conjunto.
Los jugadores son conscientes de que el "engorde" en tales aspectos supone un plus en su hoja de servicios, algo que añadir a la hora de reclamar mejoras salariales o un nuevo contrato. Al cabo de semanas o meses poco importará que su equipo haya ganado o perdido un partido si los guarismos se han elevado por encima del resto. Un jugador con triple-doble cuenta con carta blanca al partido siguiente para lanzarse las zapatillas o elegir el ataque. Aquí entra Russell Westbrook, un tipo que ha ido evolucionando desde su incursión en la liga. En su escasa etapa universitaria en la prestigiosa UCLA, apenas dos temporadas, se le había conocido como experto defensivo, aupando eso sí en partidos vitales su aportación anotadora. Siendo el tercer anotador tras Kevin Love y Darren Collison, su llegada no hacía presagiar el status del que ahora goza. La carrera de su rival en minutos en UCLA, Collison, ha ido difuminándose entre lesiones y decisiones técnicas, mientras que la alianza de Westbrook con Durant en Oklahoma le ha proporcionado réditos inesperados por aquéllos que se empeñaban en catalogarle como "especialista defensivo con prestancia ofensiva".
Cierto es que las recientes ausencias de Durant, el líder de los Thunder, le han empujado a la primera línea con todas las consecuencias. Westbrook se ha arrogado la condición de "todopoderoso" en cancha, decidiendo por encima del criterio de Scott Brooks en múltiples ocasiones. Su compromiso con el equipo está implícito en su juego, aunque últimamente se percibe un ansia por superar su propia estadística, y de paso sugerir una posición igualitaria a la que se encuentra Durant. Dicen que la relación entre ambos no es la misma, que el guante blanco se ha ido ensuciando con el paso del tiempo. Gran parte de culpa la tiene la baja de Durant y el rango deportivo y mediático al que ha accedido Westbrook, poco dispuesto a aflojar ahora que ha batido récords y que se ha puesto casi en paralelo en la Historia con Jordan en lo que a triples-dobles consecutivos se refiere. Si algo puede enturbiar el futuro de ambos en Oklahoma es la gestión de su lucha de egos, y el amor por la estadística de Westbrook.

martes, 3 de marzo de 2015

La peor cara del baloncesto


Hace ya algunos años en la cancha del Auburn Hills de Detroit tuvo lugar un incidente que marcó un antes y un después en cuanto a la disciplina sancionadora y el comportamiento de jugadores en la NBA. Un duelo de matones digno de la peor zona de la ciudad y en el que estuvieron involucrados también espectadores. A la liga no le tembló el pulso a la hora de repartir sanciones y por ejemplo a Artest se le suspendió por el resto de la temporada eludiendo también su hipotética participación en playoffs. Su equipo, Indiana Pacers, le perdió por setenta y dos partidos más los que disputó más allá de la "Regular Season". De aquéllo han pasado diez años y nunca se ha vuelto a ver una actuación semejante.
Este fin de semana en Bilbao hemos atendido con estupefacción a una pelea de matones entre el equipo local y el Baskonia en un derbi vasco que a alguno se le fue de las manos, literalmente. Con los nervios a flor de piel no se supo manejar una situación que se tornó violenta y que transformó a los espectadores de un partido de baloncesto en seguidores del más crudo boxeo callejero. Uno de los principales implicados, Tornike Shengelia (con pasado NBA), reparó en que un chiquillo sentado en primera fila había sido testigo directo del altercado a unos centímetros. Lloraba desconsolado después del visionado de algo que seguramente no habría visto nunca, porque en su casa en su presencia se verá programación infantil y algo de deporte. Shengelia, una vez calmados los ánimos, se acercó a darle un beso y a disculparse. Sin duda una acción que le honra aunque no sirva de eximente para los hechos precedentes. Vemos cómo han salido comunicados oficiales de los dos equipos condenando lo sucedido y los actores entonan el "mea culpa". La ACB pide un cambio de reglamentación que deja poco margen para determinar sanciones ejemplares, con castigos tasados poco severos en la cuantía económica o en lo meramente deportivo. Una legislación obsoleta que data de 1990. Como siempre se espera a una alarma social en forma de imágenes lamentables para echarle un vistazo a la normativa.


viernes, 27 de febrero de 2015

La amarga estancia de Calderón en NY



Por los pasillos de ensueño de la zona de vestuarios del Madison Square Garden, lleno de fotos enmarcadas y en el que se respira todo el baloncesto del pasado, pasea un cabizbajo José Calderón tras una nueva derrota de su equipo. La temporada está siendo un fiasco, y ya nadie mira hacia arriba en la clasificación sino hacia el área de hundimiento estadístico.
El experimento de Derek Fisher en el banquillo ha resultado ser contraproducente para una plantilla falta de un claro referente experimentado. Fisher permaneció más tiempo en activo como jugador del que quien una vez le hizo su reseña de novato pronosticó. Sin talento para ser base contundente ni con tiro de campanillas para convertirse en amenaza exterior, su juego se fue puliendo y acomodando merced a las estrellas que tenía a su alrededor y sobre todo, rotulando las instrucciones de Phil Jackson. Logró acumular minutos impropios en alguien de sus características y se retiró plácidamente tras lidiar en los despachos de la Liga en beneficio de sus compañeros como representante sindical.
Y la oportunidad de ser "head coach" se le echó a los brazos sin mayor merecimiento que el de ser señalado por el "Maestro Zen". Ante las primeras derrotas Jackson llamó a la paciencia, y en este momento en el que las victorias apenas suman una decena su respiración diafragmática se empieza a entrecortar. Fisher sale en defensa de los suyos, pero lo cierto es que el equipo es un erial.
Calderón se sumaba a la causa "knick" acabando un periplo por Dallas en el que sufrió una severa reconversión en su juego, de director de ceremonia a clarinetista escondido en la derecha. De líder en cancha a jugador de complemento. De controlador de balón a receptor en la esquina. De la pausa con el balón en las manos a la prisa por lanzarlo a canasta.
Carlisle, actual "head coach" de los Mavericks, no es muy amigo del base "sobón", y la prueba es que se ha ido cargando a los "playmakers" de tales características. El último en caer ha sido Rondo.
Y Calderón pensaba seguramente que en New York las cosas iban a cambiar. Lo han hecho sí, pero entrando en una dinámica perdedora que ha sumido al equipo en una indiferencia y una indolencia casi propia del manifiesto "tanking" de los Sixers. Hasta Carmelo Anthony se ha borrado de la temporada para curarse del todo de sus heridas de guerra ante tal despropósito.
Los promedios de Calde vistos sobre el papel no son malos del todo, con 9 puntos y casi 5 asistencias en 30 minutos de juego, aunque están muy lejos de los cerca de 9 pases de canasta de tiempos pretéritos. Se ha librado del traspaso por los pelos, ya que su nombre sonaba con insistencia ante una maniobra de los despachos de los Knicks por liberarse de espacio salarial con el que negociar en verano. Lo que pase entonces será interesante, y está por ver si vemos a Calderón enfundado en un nuevo uniforme en su penúltima aventura en la NBA.


martes, 24 de febrero de 2015

Un milagro llamado Shaun Livingston


La noche del 26 de febrero de 2007 todo pudo cambiar en la vida de Shaun Livingston. Asentado en la rotación de los Clippers, el base empezaba a dejar asomar un talento con características que alguien quiso hacer semejantes a las de Magic Johnson. En común con la estrella de los Lakers su altura y visión de juego. El déficit en el juego de Livingston se encontraba en el tiro de media y larga distancia, y por eso la mayor parte de su anotación llegaba en valientes entradas a canasta. Precisamente aquella fatídica noche arremetía con fuerza contra el aro en el partido que enfrentaba a los Clippers contra los Bobcats. Una acción como tantas otras con una finalización muy distinta. Todavía uno siente un escalofrío cuando recuerda cómo se retorcía su rodilla izquierda al impactar con el suelo. Una lesión que pudo acabar con todo. Enseguida se comprobó la gravedad, justo en el momento en el que los servicios médicos de la franquicia angelina procedían a estabilizar la pierna. En el deporte americano son muy amigos de las estadísticas y también de poner fechas y plazos. Se hablaba del final de la temporada aunque de puertas adentro la sensación percibida era otra. Livingston encontraría dificultad no sólo para volver a la élite del deporte sino también para manejarse al cien por cien con su maltrecha pierna izquierda. Dependía del éxito de la operación y de una adecuada recuperación y rehabilitación.
Con la rodilla completamente reconstruida Shaun fue constante, paciente y se entregó por completo a los planes de puesta a punto. Nunca ha querido ver la acción desafortunada que le condujo a caminar con muleta y a dudar de su retorno. Apaga la televisión cuando se van a ofrecer imágenes de nuevas lesiones. Con la cicatriz de doce centímetros que le acompaña tiene suficiente para recordarle lo que sucedió aquel 26 de febrero.
El final feliz lo sigue construyendo día a día, aunque comenzó con la firma de su contrato con los Miami Heat en octubre de 2008. Se sentía importante solamente con un puñado de minutos, y su rol pasó a ser el de temporero en distintos equipos. No ha logrado alcanzar el nivel mostrado en el momento de la lesión, aunque sus buenas prestaciones el curso pasado en Brooklyn le han servido para formar parte esta temporada del equipo aspirante a todo, Golden State Warriors. Las molestias en el tobillo del casi seguro próximo MVP de la competición, Steven Curry, le han proporcionado la condición de titular en su sustitución. Ahora no necesita mirar hacia atrás.

lunes, 23 de febrero de 2015

Claver y el fin de su etapa NBA





La balanza de la aventura de Víctor Claver en la NBA no contaba con excesivo peso en la parte de resolución satisfactoria. Personalmente siempre me he incluido en la corriente contraria al salto del español a la gran liga. Así como Rudy Fernández alcanzó cotas altísimas a nivel europeo en su última temporada en Badalona, el caso de Claver guarda ciertas similitudes con el de otros tantos llegados del Viejo Continente que aceleran las etapas, no cumplen con el nivel exigido y terminan dándose un golpe doloroso. Sin consistente lanzamiento exterior para jugar de alero y sin cuerpo para jugar en el poste, su acomodo se antojaba complicado.No era ningún misterio. Tampoco encaja el valenciano en el papel de especialista, que tanto beneficio en lo económico reporta a ciertos jugadores por allá. Quizá su despliegue físico sumaría puntos a favor, aunque insuficientes. El sueño de una proyección que finalmente no se produjo llevó a la franquicia de Oregón a firmarle. Ya sea por la nula presencia en pista para desarrollar su potencial o por una real incapacidad de alcanzar las altas expectativas, el caso es que su salida de Portland es un hecho.
Su ausencia de minutos había provocado una solicitud de traspaso sin reproches a los despachos de los Blazers. Ni fue polémico ni tampoco provocó demasiado aplauso en su tiempo en pista. El cronista de referencia en lo deportivo en aquellas verde y lluviosa tierra, John Canzano, le despedía junto al resto de jugadores incluidos en la "operación Afflalo" agradeciendo los servicios prestados sin más alardes. De no haber sido traspasado seguramente podría haber permanecido dentro del róster de Portland gozando de escasas opciones.
En Denver lo tenían claro desde que su nombre se incluyó en la negociación, y no se mandaría imprimir el nombre de Claver ni se le concedería número. Ahora le toca decidir si persigue la luz llamativa o da media vuelta para proseguir su carrera en alguno de los muchos equipos europeos que le recibirían con los brazos abiertos y un fajo de billetes preparado.
Las últimas referencias a la hora de escribir estas líneas apuntan a un nuevo intento de amarrarse al tronco a la deriva. Toda la suerte del mundo para el bueno de Víctor, aunque una vez fuera de la estabilidad del contrato garantizado, entrar en la dinámica de la Liga de Desarollo NBA D-League y posibles contratos de diez días apagando fuegos en sustitución de lesionados no creo que sea la apropiada para echar raíces.
No hace mucho un jugador como Jan Vesely aterrizó en Turquía cansado de ver cómo el crédito obtenido con su sexto puesto en el Draft de 2011 se convertía en impagable. La elección de Claver en la posición 22 dos años antes fue relativamente alta para un europeo con poco pasado. Desde entonces su progresión no ha ido por el camino que tantos esperaban.
La permanente búsqueda del Nowitzki de la próxima década no termina de dar resultados a las franquicias que acercan la lupa a tierras europeas.

jueves, 5 de febrero de 2015

La necesidad de Ricky Rubio



Un inconveniente chasquido en la rodilla cortó las alas y la complicada progresión de Ricky Rubio en la NBA. Pocos jugadores habían sido tan esperados en Minnesota como el jugador de El Masnou. Enseguida se ganó a los aficionados con su juego de fantasía, pases imposibles o un desparpajo impropio de un "rookie" dirigiendo a sus compañeros.
La prensa empezó a aceptar al nuevo base blanco talentoso, pero ciertos ojos críticos pronto vieron algo que fallaba. Su lanzamiento inconsistente a canasta le hacía retroceder en sus prestaciones. Entonces Rubio también comenzó a alimentar su propia inseguridad, cimentada en el espacio más allá entre sus entradas a canasta y sus pases. La lupa sobre un imberbe debutante en la Penya era distinta. Se veía su potencial y no su carencia. Siempre habría tiempo, siendo tan joven, de construir un tiro de media/larga distancia decente.
El paso de Ricky por el Barça le dotó de un aire más competitivo, pero le impidió una mayor transparencia en la mejora. En los clubes grandes se mejora cuando los factores internos y externos son propicios, y en su caso no lo fueron. Las dudas tuvieron su punto de partida ahí.
En la llegada a Minnesota fue pisando flores lanzadas a su paso, al estilo de aquella película "El Príncipe de Zamunda", donde Eddie Murphy siendo heredero de la corona en un próspero país africano se enfrentó a su padre por ser libre para conseguir al amor de su vida. Aquí vale una similitud. Rubio ha ido pisando flores hasta que desaparecieron. Quiso su amor NBA y pelea por lograrlo, en una atmósfera más difícil después de una muy seria lesión.
La reaparición fue paulatina, cubierto de mantas de protección, pero aún así de nuevo cayó lesionado. Más meses para meditar. Su imagen ha cambiado. Ya no es aquel talentoso base capaz de sacar de la atonía a una triste franquicia. Ahora es un jugador que debe demostrar que puede rendir al máximo nivel de manera permanente. A su favor cuenta con la nula presión competitiva que baña a los Timberwolves, con los dos últimos números uno del Draft (Bennett y Wiggins) y un puñado de presuntos súperclase del futuro. En este momento es el lugar idóneo en el que responder a todo lo que se ha puesto negro sobre blanco. Capacidad tiene, aptitud también, ahora solamente falta que el físico respete todo lo que su cabeza ansía. Porque una lesión puede acabar con todo, como en el caso de Raúl López.

martes, 27 de enero de 2015

La identidad de Pau y Marc


                                                         
Uno no deja de sorprenderse por la habilidad de este país para aplaudir a manos ardientes en el éxito de ciertas personas y para el escupitajo dialéctico cuando las cosas van mal dadas. Necesitamos un equilibrio entre ambas.Sin entrar en cuestiones políticas que tan al uso podrían venir ahora, mis palabras se refieren a un hecho histórico en el ámbito deportivo, la titularidad de los hermanos Gasol en el All Star Game de la NBA.
He dejado pasar unos días para que los primeros flashes se apaguen, las palabras en noticiarios se centren en el desayuno del Ronaldo o Messi de turno y que todo vuelva a la normalidad, con informaciones repletas de imágenes de futbolistas entrando y saliendo de sus lugares de trabajo en sus coches de alta gama sin bajar ventanillas, de rondos con señores sonrientes. Porque se trata de eso, que después de anunciar a bombo y platillo ese hecho histórico, el baloncesto pasa al plano oscuro en el que se le ha ido instalando ante la tremenda pasividad de unos pocos que mandan. Pero tranquilos, que el día que New York celebre el partido repetiremos estructuras y aplaudiremos con manos ardientes.
Mientras tanto, los Gasol siguen a lo suyo, haciendo sus números y permitiendo el crecimiento de sus equipos. Lejos de las encuestas que han ido saliendo en jornadas presentes preguntando por el mejor de los hermanos, que imagino les provocarán una risotada.
Sus perfiles son bien distintos. Pau accedió a la élite bien bisoño, y despuntó en la NBA obteniendo el galardón de "novato del año". Tras llevar a los Grizzlies al Playoff pasó un tiempo de horas bajas en lo colectivo asumiendo una condena basada en un cambio de su técnica de tiro y ajustes en su juego. Y los Lakers llamaron a su puerta para revertir una tendencia lánguida y añadir su nombre a la gloria del equipo angelino.
En el caso de Marc, tuvo que superar una colosal muralla interna antes de triunfar. Una muralla edificada por su impropia forma física primero, con una moral golpeada por entrenadores que le negaron minutos, y que fue derribando poco a poco hasta hacerse fiel a la dieta sana y a una puesta a punto física constante. Los resultados han ido apareciendo paulatinamente, mejorando sus prestaciones curso a curso, siendo referente dentro y fuera de la cancha de Memphis, el mismo lugar que vendía barbas postizas en honor a su valeroso líder, Pau Gasol. Ahora le rinden honores a su hermano pequeño. Les veremos juntos en la cancha del histórico Madison Square Garden en un salto inicial que hará Historia.

lunes, 12 de enero de 2015

Algo más que un récord para Gasol

                                          FOTO: gettyimages.com

El ocaso de una carrera en la NBA se empieza a vivir entrando en la treintena por norma general. La capacidad atlética se ve mermada drásticamente y lo que responde es el talento y la inteligencia en pista, el conocimiento del juego y el saber leer las mejores opciones propias y ajenas. En el caso de los pívots la edad de supervivencia se exprime gracias al tradicional escaso nivel real en la competición, de modo que el entrenador de turno explotará a su "cinco" fundamentalmente como baluarte. Si aporta algo en anotación pues mucho mejor.
Pau Gasol no encaja en este perfil. Con 34 años y después de quince temporadas en la élite NBA, su momento en los Lakers tocó techo debido a múltiples factores que habían enrarecido de repente su brillante hoja de servicios y su status en la liga. Los que vocean a la mínima ya se habían encargado de dudar de su futuro como arma ofensiva, y le llamaban a ocupar un papel secundario en otro equipo, a ir recogiendo sus velas de éxito para cambiarlas por unas de corto alcance, a cambiar sus condecoraciones por un birrete de colegial. Quedaba claro que su etapa en la franquicia angelina se terminaba y tocaba elegir destino.
Gasol no iba a tener problema alguno en encontrar acomodo en un aspirante al título. Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs movieron fichas, e incluso Durant y Westbrook se hicieron un buen puñado de kilómetros para convencer al de Sant Boi. Sin embargo Pau lo tenía claro. Sería un Bull.
Su inclusión en el róster de Chicago supondría una inyección letal para sus rivales del Este, una catapulta hacia el título. Las dudas sobre el estado físico del base Derrick Rose y su viabilidad para ser el líder en pista de los Bulls se antojaban decisivas, aunque en este punto Gasol fue fiel a su planteamiento y creyó en el proyecto mostrado por los inquilinos del United Center.
La superación de su récord de anotación en la NBA con 46 tantos en su choque ante los Bucks de Milwaukee supone algo más que una cifra estadística. Las nubes y los últimos oscuros días en Los Angeles dan paso a un cielo despejado en una temporada que significará el regreso de Gasol al All-Star, en compañía de su hermano Marc. El ocaso está lejos.