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lunes, 16 de marzo de 2015

Mirotic da un paso al frente


Uno recuerda un descanso de un partido no hace muchos años en el Palacio de los Deportes de Madrid. Cuando los dos equipos dejaban a los espectadores en la soledad de sus pensamientos y el análisis de las jugadas de los dos primeros cuartos, un espigado chaval imberbe saltaba a la cancha para, en compañía de un preparador del Real Madrid, ponerse a lanzar a canasta desde siete metros y practicar el juego de pies en el poste bajo. Explicaba a mi acompañante que se trataba de Nicola Mirotic, una de las grandes promesas del club blanco y seguramente de la selección española. En el primer caso el supuesto se hizo realidad, con un fugaz paso del anonimato a la línea de vanguardia en el primer equipo. La segunda de las premisas está en el limbo de las respuestas insatisfechas. Pesa sobre ella una politización que desvirtúa lo meramente deportivo en un cruce de declaraciones, de promesas en apariencia no cumplidas, y de la irrupción necesaria y obligada del asimilado como nacional Serge Ibaka. Con la normativa vigente los dos no pueden completar la misma plantilla de seleccionados, y requiere una elección excluyente que ha dejado la patata caliente de forma permanente en la Federación y el entrenador de turno. Al margen de su pésima gestión en el combinado nacional, Orenga quiso arrimar su estandarte acusando a Mirotic de negar su participación en el pasado Eurobasket. Ahí queda. Pero Mirotic parecía más dispuesto a afrontar su desembarco en la NBA que en sacar cuchillos en una pelea de callejón oscuro.
Y al margen de estos problemas, Mirotic se ha ido liberando de presiones y de obligaciones morales para centrarse en la adaptación de su juego a la nueva exigencia. Una liga tan física como la NBA abandona pronto a los chicos técnicos poco sacrificados. Los Bulls creados alrededor de un amante de la defensa como Thibodeau no dan pie a estridencias ofensivas sin posterior sprint para bajar el trasero. No se ha caracterizado nunca Mirotic por sus prestaciones en propia cancha, y ha sufrido para estar al nivel requerido. Su falta de minutos inicial ha estado ligada más a ese aspecto que al de la colocación como ´3´ó ´4´. La presencia de Noah y Gasol favorece sus recursos bordeando la línea del triple, y la ausencia de uno de los dos le acerca al aro sin más. No hay más lucha táctica que ésa. Chicago necesita sus puntos y Thibodeau le reclama ahora por su buen hacer y por las lesiones que han ido despojando a los Bulls de la etiqueta de favorito.
Los números de Mirotic han ido creciendo en el último mes, justo después de pasar el dichoso "rookie wall" por el que todo novato pasa, y sobre el papel anda en un nivel de jugador experimentado y con galones. Supera los veinte puntos y ocho rebotes acreditando un crecimiento mayúsculo justo cuando su equipo se acogota.
Aquellos ensayos del ayer en la cancha madrileña mostraban mucho del espigado jugador, y existía entonces un empeño por lanzar desde la lejanía. En su cabeza ya estaba sin duda la NBA.

lunes, 12 de enero de 2015

Algo más que un récord para Gasol

                                          FOTO: gettyimages.com

El ocaso de una carrera en la NBA se empieza a vivir entrando en la treintena por norma general. La capacidad atlética se ve mermada drásticamente y lo que responde es el talento y la inteligencia en pista, el conocimiento del juego y el saber leer las mejores opciones propias y ajenas. En el caso de los pívots la edad de supervivencia se exprime gracias al tradicional escaso nivel real en la competición, de modo que el entrenador de turno explotará a su "cinco" fundamentalmente como baluarte. Si aporta algo en anotación pues mucho mejor.
Pau Gasol no encaja en este perfil. Con 34 años y después de quince temporadas en la élite NBA, su momento en los Lakers tocó techo debido a múltiples factores que habían enrarecido de repente su brillante hoja de servicios y su status en la liga. Los que vocean a la mínima ya se habían encargado de dudar de su futuro como arma ofensiva, y le llamaban a ocupar un papel secundario en otro equipo, a ir recogiendo sus velas de éxito para cambiarlas por unas de corto alcance, a cambiar sus condecoraciones por un birrete de colegial. Quedaba claro que su etapa en la franquicia angelina se terminaba y tocaba elegir destino.
Gasol no iba a tener problema alguno en encontrar acomodo en un aspirante al título. Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs movieron fichas, e incluso Durant y Westbrook se hicieron un buen puñado de kilómetros para convencer al de Sant Boi. Sin embargo Pau lo tenía claro. Sería un Bull.
Su inclusión en el róster de Chicago supondría una inyección letal para sus rivales del Este, una catapulta hacia el título. Las dudas sobre el estado físico del base Derrick Rose y su viabilidad para ser el líder en pista de los Bulls se antojaban decisivas, aunque en este punto Gasol fue fiel a su planteamiento y creyó en el proyecto mostrado por los inquilinos del United Center.
La superación de su récord de anotación en la NBA con 46 tantos en su choque ante los Bucks de Milwaukee supone algo más que una cifra estadística. Las nubes y los últimos oscuros días en Los Angeles dan paso a un cielo despejado en una temporada que significará el regreso de Gasol al All-Star, en compañía de su hermano Marc. El ocaso está lejos.