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miércoles, 6 de febrero de 2013

Cuestión de liderazgo


Un liderazgo se gana en la cancha con algo más que posturas y palabras de más al término de un partido. Significa el respeto de los que sudan la camiseta, de los que miran al "macho alfa" con absoluta confianza. Un liderazgo no se disputa a base de tirar hasta las zapatillas último modelo y no mirar a los lados.
Algo que hablar sobre el nuevo cambio de estilo de Westbrook, que ha entendido a medias estos conceptos. Hay diferencias de opinión sobre Russell que pueden ser discutidas en el fondo de un vaso con hielo al amanecer y seguirán sin quedar claras, pero existen una serie de puntos que se detienen en el punto común.
El base de los Thunder ha superado ampliamente a estas alturas de temporada el total de asistencias repartidas el curso pasado, centrado más en su lanzamiento a canasta que en crear buenas situaciones de tiro para sus compañeros. Aquí lo indiscutible, las líneas divergentes se pueden empezar ya a trazar.
Se le culpó de no saber llevar a su equipo en los momentos más calientes. En cierta medida hay razones para dar razón a aquellos críticos, observando unas estadísticas que no engañan. Los números suelen servir para dar o quitar peso a los argumentos, y en el caso de Westbrook encontramos ejemplos de egoísmo. El empuje de Durant, infatigable en su esfuerzo anotador, hizo quizá crecer el ansia de reconocimiento al antiguo base de UCLA, que descubrió la gracia de encestar con profusión en su paso a profesionales. Y la fórmula más rápida para adquirir ese reconocimiento consiste en anotar mucho, en el engorde de la casilla de los puntos, a costa de otros apartados. Su media de asistencias descendió de 8 a 3 por choque, y de ello quien se resintió fue el colectivo, que comprobó cómo el juego de ataque lo aglutinan Durant y Westbrook. No hubo demasiados balones de mñas ni para Harden ni para Ibaka, obligados a crearse sus propios tiros. El primero se fue a Houston para mayor gloria logrando ser all-star, y el pívot español esta temporada está explotando su arduo trabajo veraniego en aras de convertirse en un jugador más completo.
Si uno quiere que su equipo gane siempre tiene que ceder una parte de sí mismo al resto. Lebron se empeña en ser mejor a base de constantes mejoras en todas las facetas y en ser generoso, tendiendo la mano a Wade y Bosh para que alcancen su cuota. Gana el individuo y el colectivo. Los Heat son mejores que hace dos años porque cada uno asume su rol, algo que a día de hoy sigue en discusión en Oklahoma, donde el viento a favor propicia que no haya desertores. Veremos lo que pasa cuando sople viento de costado...

lunes, 29 de octubre de 2012

El líder que nunca lo fue


Mucho se debate en las últimas horas acerca del gran traspaso que ha echado algo de picante en la previa del arranque de la nueva temporada NBA. El sexto hombre de los aspirantes a todo, Oklahoma City Thunder, deja la franquicia que le vio crecer como jugador profesional en busca de una cuenta corriente más abultada. A primera vista puede parecer así, ya que los renovadísimos Rockets poco pueden ofrecer en el aspecto competitivo en relación a un equipo con trazas de ganador.

James Harden entra dentro del espectro de jugadores de nivel superior de la liga, pero su rendimiento en el momento más caliente de la temporada pasada hizo saltar una pequeña alarma. Anotador infatigable saliendo del banquillo, asumió un rol como falso sexto hombre al estilo de Jason Terry en los Mavericks, con un buen puñado de minutos por partido.
En Oklahoma estaban a la espera de tomar decisiones sobre un gran problema: la suma de egos y de contratos altos. Complicado mantener en el mismo roster por mucho tiempo a Durant, Westbrook, Harden e Ibaka. Contratos que pesan junto al de Perkins. Elección complicada que marcaría el devenir de un equipo que ido madurando en lo exquisito hasta convertirse en contendiente al título. Y le ha tocado a Harden. Más bien porque él no estaba dispuesto a aceptar el cheque ofrecido por el GM Sam Presti. Creía merecer más y en otro lugar más cálido se lo pondrán con pluma negra.
Esto es así. Si los números no cuadran, se deshacen alianzas.

Una jugada interesante no obstante al medio plazo. Acompañan a Kevin Martin desde Houston dos primeras rondas y otro jugador de perímetro que tiene que demostrar sus prestaciones como Jeremy Lamb. Con Harden viajan a Texas un pívot recuperado para la competición como Aldrich, el poco utilizado Hayward y un respetable Daequan Cook.
En el análisis no se puede obviar la otra parte. Martin fue el principal foco del ataque durante varias temporadas en Sacramento primero y en Houston después. Campañas con excelso promedio anotador pero con escasa eficacia de cara a la clasificación. En ninguna temporada sus equipos lograron alcanzar los playoff. Sostiene una más que aceptable hoja de servicios, con progresos anotadores evidentes. Lo que debe demostrar es que puede acoplarse como pieza de ajuste siendo tercera o cuarta mano, y si está dispuesto a ceder galones sin contemplaciones.
A Harden le aguarda el adormecido efecto Linsanity, con una complicada pretemporada, muchas sombras y poca claridad en el hasta hace poco elemento de discordia en NY. Peleará con Lin por el liderazgo en Houston. Lejos del abrazo de Durant y Westbrook, Harden cuenta ya con un espacio abierto en el que recrearse. Lo de Lin está por aclarar. La capacidad de mando es una faceta por descubrir, y elemento clave para dar por válida la apuesta de los Rockets.
Harden y Martin nunca fueron líderes. Los dos por motivos distintos. Uno podrá serlo. El otro ya no.