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viernes, 1 de febrero de 2013

La nueva aventura de Calderón


Demasiados partidos con la misma camiseta, demasiado tiempo escuchando los ánimos y recibiendo el aliento de los aficionados. Para Calderón la aventura canadiense llega al final. Un interesante traspaso a tres bandas ha hecho remover con cucharón la olla, mezclando salsas de Toronto, Memphis y Detroit.
Los próximos meses el base español lucirá colores de los Pistons, en una operación con múltiples lecturas y enconadas disensiones en los foros de opinión. Utilidad, lamento, espera, renuncia...son algunos de los términos que he leído.Y un llamamiento afónico -y en algunos casos agónico- para que Detroit compre lo que queda de contrato y deje libre ya mismo a Calderón. No muchos quieren a Jose en Michigan. Lo ven como una penitencia que debe pasar antes de pasar a ser dueño de su propio futuro en verano. Pero se pueden poner otras lentes.
Serán apenas cuatro meses de contacto con otra realidad, con nuevos compañeros, otro ambiente y otro mercado. Este último factor es  importante, ya que la dimensión que alcanzan los ahora denostados Pistons es notablemente mayor que la palpada en un mercado minoritario como es Toronto, donde se pagan más impuestos y da la sensación de dar perpeutos agradecimientos por contar con franquicia NBA.
Veo con mirada torcida esas camisetas color negro y rojo con el número 8 que tenemos en el armario. Me viene a la memoria la conversación que mantuvimos con un empleado de la tienda oficial de los Raptors, haciendo reverencias lingüísticas al que consideraba el mejor de todos los que pisaban la cancha de Toronto como local. "No hay nadie mejor" nos decía. A este buen aficionado le quedará eso, el recuerdo.
Calderón seguirá contando con el 8 en Detroit, y será el mejor de los profesores para el siempre aspirante a divino Brandon Knight, que de momento se queda sólo con lo de aspirante. Ha dado muestras de un potencial finalmente disperso en la atmósfera, los balances negativos y cierta pasividad en la gestión. Parece que Dumars ha querido despertar de un mal sueño y pretende relanzar a sus Pistons.
La vida del profesional de la NBA está supeditada al rendimiento y a una variable que pone juntos "valor de contrato" y "mercado". El margen de mejora de los equipos viene dado precisamente por los trasvases de jugadores y las opciones que otorga el draft. Si tienes la oportunidad de conseguir al "masterclass" de turno, es posible que el proyecto de futuro pase por sus manos. Detroit creyó ver en Milicic algo que nadie más ha visto. Un muchacho con pelo rubio teñido que se quedó por el camino. Fue el principio del fin.
En un intento casi a la desesperada por salir del hoyo Dumars se ha deshecho del fiable Prince, con sangre azul de vencedor pero enfriada cual horchata, y de Austin Daye, hijo del estelar Darren Daye y que sigue buscando realmente su personalidad como jugador. Tampoco creo que la encuentre en Memphis, donde le aguarda un bonito chándal que le servirá para pintar bien como fondo de banquillo. Muy interesante un movimiento con el que se libera espacio para contratar en verano. Está por ver si Frank combina en pista a Knight y Calderón, algo nada desdeñable, aumentando las prestaciones del ex madridista Singler como alero. Llevando a Drummond junto a Monroe bajo los aros no quedaría un mal quinteto.
Toronto pierde al extremeño y a Ed Davis, un estupendo acompañante de Gasol y Randolph en Memphis. Prince aportará a los Grizzlies su experiencia y el hibernado espíritu ganador.
A Canadá viajan Rudy Gay y Haddadi. El iraní aportará colorín al banquillo, ganando algún que otro minuto en la necesitado front court de Toronto. Gay intentará reclamar su bandera de líder, arrebatando ese honor a Bargnani, con amago de taquicardia pensando que será el siguiente en salir a un equipo que quizá no sea tan complaciente con él.
Mi conclusión: Dudo que Gay ayude a ganar partidos en Toronto, Memphis cuenta con nuevo pegamento para afrontar los playoffs, y Detroit gana a los puntos...a canjear este verano.



martes, 29 de enero de 2013

Orgullo celtic de compraventa


Todos los años a estas alturas de temporada conocemos a los equipos que han convertido su temporada en una hoja arrugada con tachones que tirar a la papelera, a los que pugnan por un hueco en los playoffs y los que sustancian la competición en busca de un mejor relumbrón numérico que echarse a la cara en esta primera fase. Los Celtics figuran en la segunda categoría, pero pueden pasar a la primera en tiempo próximo. La victoria contra los Heat se adivina un espejismo dentro de un curso irregular al que la lesión de Rondo parece haber dado la puntilla. Aquí empieza un antes y un después.
Boston no había permanecido al margen de la rumorología de traspasos. Su ajustada plantilla se antojaba exigua para lides mayores, para emular los días de gloria. Con sus estrellas, salvo Rondo, en una paulatina cuesta abajo, algo acariciaba la barbilla advertiendo de que un ciclo se acaba.
La huída de Ray Allen al calor de Miami suponía mucho más que un puñetazo en el estómago de Ainge, que reaccionaba desgarrando a Jason Terry de la costura de los Mavericks.
Terry no ha dado la talla como sexto hombre en el Garden, ni ha dejado si quiera que asomase un pequeño reducto del talento que generó tantas satisfacciones en Dallas. Su presencia en pista no es una amenaza, y sus porcentajes se asemejan más a los de un temporero que a los de un primer espada.
Tenemos claro casi todos que Bass no puede ni debe ser considerado un guerrero de la élite. Un buen jugador de complemento sí, pero no para que se le concedan más galones.
Garnett juega con velocidad de crucero, haciendo uso de su experiencia y calmando sus achaques entre dialéctica sucia y hielo. Fue un gran líder y es un espejo en el que mirarse, aunque sus días como profesional se terminan. Y lo sabe.
El principal desvelo pasa ahora por una regeneración, que se dibuja sin duda dándole todo el valor posible a un estandarte como Paul Pierce, entregado al equipo en los momentos más oscuros del pasado, sacrificado con la llegada de Allen y Garnett, y aguardando con sus maletas preparadas a la decisión que se tome desde los despachos.
 Los acontecimientos dictarán sentencia, y cobra fuerza la posibilidad de que no se retire como celtic, como es su deseo, y pertenecer a esa casta de jugadores que sólo vistieron una camiseta en su carrera. Es sin duda la pieza más consistente para ser intercambiada, al margen de los que se puedan sumar al paquete para hacerlo más atractivo. La lesión de Rondo saca al base del traspaso repetido en los mentideros, y añade más opciones a la salida de Pierce.
Alguien le habrá dicho al bueno de Paul que los equipos están por encima de los jugadores. Esta máxima solamente es aplicable a Jordan, que es capaz de despertar al más dormido con la insinuación de que volverá a las pistas a sus 50 años.


jueves, 29 de noviembre de 2012

El futuro de Pau

El agua ya está hirviendo poco a poco en la olla, y desde distintos sectores de la prensa angelina se van introduciendo los ingredientes del caldo. Deseosos algunos de quitarse de enmedio a Gasol porque les sobra hace tiempo. No ha despertado demasiada simpatía en según que cronista la presencia de Pau bajo los aros del Staples. Primero se decía que era blandito, que no bajaba el trasero en defensa y que no intimidaba lo suficiente. Con la consecución de los anillos y la estimable aportación de Gasol la crítica se fue por otros derroteros, basándose en una supuesta falta de química con Kobe y una falta de peso real en el vestuario laker. Los hay que han pretendido hacer daño al de Sant Boi, que de manera inteligente se ha alejado de la polémica. Las demostraciones sobre la cancha siempre. A un recadito picante de la prensa o una punzada de Phil Jackson les respondía con una buena actuación.
El juego NBA le ha ido acercando al aro, desterrando la imagen de Gasol tirando de más allá de cinco metros. En este tiempo ha modificado su mecánica de tiro, más arqueada, ha ganado bastante músculo y ha desarrollado un considerable juego de espaldas. La tendencia de un jugador de su talla sin la eficiencia de Nowitzki alejado de canasta es acomodarse ahí abajo. Lo del talento va por otro lado. Hemos visto una plaga de tipos de nivel bajo obteniendo una rentabilidad bancaria digna de ser estudiada. En muchos casos los kilos derrotan a la sabiduría.
No se desvela un secreto si se dice que la preferencia de Pau en el relevo de entrenador iba orientada a Jackson, que supo exprimirle, motivarle y premiarle a su manera. Y consiguió dos anillos.
Uno se puede hacer una idea del gesto facial de Gasol al enterarse de que el elegido finalmente era D´Antoni, que abandera un tipo de baloncesto que no favorece en nada las actuales cualidades y capacidades de Pau. Rapidez, gusto por los ala-pívots versátiles (Jamison encaja a la perfección en su estilo) y poco aplauso para los que gastan más de cuatro segundos en crearse su propio tiro. Howard y el español se ven claramente perjudicados. Se estorban y no producen. Si los arrastras más allá del poste los pierdes para el interés colectivo. Los porcentajes hablan por sí solos.
Ahora los rumores invaden la red. Knicks y Timberwolves supuestamente interesados. ¿Beneficio para Pau?
Evidente que una salida a cualquiera de estos dos equipos le devolvería su estatus. Adelman juega rápido pero sus pívots son consistentes. En la memoria un excelente Divac en aquellos Kings que enamoraron hace unos años, y en el presente un Pekovic que se luce de forma estable en los Wolves. Definitivamente sería una buena opción, al margen de que contaría con Ricky Rubio para nutrirle de balones donde y como a él más le gustan.
Lo de los Knicks tampoco suena mal. Ya está mayor el frontcourt del Madison, y la inclusión de Pau sumaría talento a la veteranía. Una jugada aritmética interesante.
No entro a valorar los recambios en los equipos. Si cuaja el asunto ya podremos analizar con más detalle su impacto.

lunes, 29 de octubre de 2012

El líder que nunca lo fue


Mucho se debate en las últimas horas acerca del gran traspaso que ha echado algo de picante en la previa del arranque de la nueva temporada NBA. El sexto hombre de los aspirantes a todo, Oklahoma City Thunder, deja la franquicia que le vio crecer como jugador profesional en busca de una cuenta corriente más abultada. A primera vista puede parecer así, ya que los renovadísimos Rockets poco pueden ofrecer en el aspecto competitivo en relación a un equipo con trazas de ganador.

James Harden entra dentro del espectro de jugadores de nivel superior de la liga, pero su rendimiento en el momento más caliente de la temporada pasada hizo saltar una pequeña alarma. Anotador infatigable saliendo del banquillo, asumió un rol como falso sexto hombre al estilo de Jason Terry en los Mavericks, con un buen puñado de minutos por partido.
En Oklahoma estaban a la espera de tomar decisiones sobre un gran problema: la suma de egos y de contratos altos. Complicado mantener en el mismo roster por mucho tiempo a Durant, Westbrook, Harden e Ibaka. Contratos que pesan junto al de Perkins. Elección complicada que marcaría el devenir de un equipo que ido madurando en lo exquisito hasta convertirse en contendiente al título. Y le ha tocado a Harden. Más bien porque él no estaba dispuesto a aceptar el cheque ofrecido por el GM Sam Presti. Creía merecer más y en otro lugar más cálido se lo pondrán con pluma negra.
Esto es así. Si los números no cuadran, se deshacen alianzas.

Una jugada interesante no obstante al medio plazo. Acompañan a Kevin Martin desde Houston dos primeras rondas y otro jugador de perímetro que tiene que demostrar sus prestaciones como Jeremy Lamb. Con Harden viajan a Texas un pívot recuperado para la competición como Aldrich, el poco utilizado Hayward y un respetable Daequan Cook.
En el análisis no se puede obviar la otra parte. Martin fue el principal foco del ataque durante varias temporadas en Sacramento primero y en Houston después. Campañas con excelso promedio anotador pero con escasa eficacia de cara a la clasificación. En ninguna temporada sus equipos lograron alcanzar los playoff. Sostiene una más que aceptable hoja de servicios, con progresos anotadores evidentes. Lo que debe demostrar es que puede acoplarse como pieza de ajuste siendo tercera o cuarta mano, y si está dispuesto a ceder galones sin contemplaciones.
A Harden le aguarda el adormecido efecto Linsanity, con una complicada pretemporada, muchas sombras y poca claridad en el hasta hace poco elemento de discordia en NY. Peleará con Lin por el liderazgo en Houston. Lejos del abrazo de Durant y Westbrook, Harden cuenta ya con un espacio abierto en el que recrearse. Lo de Lin está por aclarar. La capacidad de mando es una faceta por descubrir, y elemento clave para dar por válida la apuesta de los Rockets.
Harden y Martin nunca fueron líderes. Los dos por motivos distintos. Uno podrá serlo. El otro ya no.