jueves, 18 de diciembre de 2008

Sin frenos

Toronto ya empieza a prepararse para una temporada con un final de estrépito. Las cosas no andan demasiado bien, y el equipo va acelerando cuesta abajo y sin frenos. De Sam Mitchell se podían decir muchas cosas. Podríamos hablar de un entrenador tácticamente estático, con escasa capacidad de reacción "cuando el sol más calienta" y acusarle de haber sido poco receptivo a la hora de darle los galones a Calderón. Este último punto es discutible, ya que en la NBA se predica el "tanto ganas, tanto juegas". En determinadas esferas está muy mal visto que el jugador que más sangra la economía del club repose demasiado tiempo su trasero en el banquillo.
Aupado por el reconocimiento como "Entrenador del Año", Mitchell pensaba que ya tenía el terreno ganado, y quizá con remover un poco la tierra bastaría. Pero la partida terminó y no se le dio la posibilidad de "insertar moneda". Tampoco Colangelo le proporcionó los aparejos adecuados para dar el paso adelante. La llegada de Jermaine O´Neal se me antoja a todas luces insuficiente. El equipo adolece de profundidad de recursos, todas las líneas no están precisamente bien cubiertas.

El sustituto Triano ha intentado cambiar la dinámica retocando el quinteto, convirtiendo en suplente a Anthony Parker y elevando la categoría del supuestamente excelso tirador Kapono. Jamario Moon a veces sale de inicio y otras veces debe esperar su turno. El invento no está funcionando a pesar de que Jason Kapono está mejorando sus prestaciones.

Llama la atención la situación del italiano Bargnani, que puede engrosar la lista de grandes errores del Draft. O termina de quitarse las legañas y se pone las pilas, o su nombre aparecerá escrito para siempre en negrita en esa fatídica clasificación. Un jugador alto, versatil, y con un lanzamiento exterior por momentos demoledor no puede caer en el pasotismo. En este momento ni él mismo sabe muy bien a qué juega. Triano le está probando por dentro, donde lo intenta esporádicamente de espaldas al aro, y en ocasiones le saca de la zona. No sabe si es titular o suplente, y a su poca garra se le añade una imperante desidia.

Responde Chris Bosh, que se esfuerza pensando más en los focos del All-Star de Phoenix y en su probable salida en un futuro cada vez más cercano.

Calderón va a lo suyo, haciendo las cosas con una milimétrica corrección con la que intenta hacer mejores a sus compañeros. Si le preocupasen las estadísticas se estaría tirando las zapatillas. La asistencia es un don correlativo a su propias capacidades en la pista. Por cierto, que sigue encestando tiros libres sin fallo. En el horizonte tiene a Micheal Williams (no Michael como vengo leyendo por ahí), y seguro que ni se preocupará en exceso por este récord ni le temblará el pulso cuando el agua se acerque a la orilla.

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