sábado, 7 de marzo de 2009

Idoneidad

Ya se venía barruntando el poco apego de la personalidad de Allen Iverson a una estructura estable y medianamente ordenada como la de los Pistons. Su traspaso iba a ser presumiblemente el golpe de efecto para una franquicia abocada al declive. Nada más lejos de la realidad.

La llegada del polémico Iverson provocó un colapso en los cimientos más básicos, empezando por uno de los grandes capitanes. Ante la falta de química en un quinteto inédito, Rip Hamilton cedió su lugar sin renunciar a sus galones. Jugaría de sexto hombre, pero sin perder sus credenciales, ganadas por otra parte en buena lid. El buen hacer del joven Stuckey en el puesto de base facilitó ligeramente las cosas, aunque el capítulo de victorias siguió siendo la ñ de un teclado inglés.

Más tarde llegó el desencuentro entre Allen y la plantilla, y del entrenador con público y jugadores, sin aclararse muy bien el orden cronológico. Iverson se borró de pronto de algún partido y las heridas restañaron sin más. Hamilton volvió a erigir como el líder y los esquemas repetidos una y mil veces en los entrenos dieron sus frutos. Nadie entonces cuestinó al coach Curry, o se hizo muy veladamente.

Ahora tenemos a Iverson con una lesión de espalda de grado medio, que le tendrá al menos dos semanas en el dique seco. El mismo que cargaba contra la organización "piston" espera ahora regresar con celeridad para ayudar a un equipo que empieza a darse cuenta de que funciona mejor sin su concurso. Quizá el tiempo de A.I para conseguir un anillo pasó.

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