martes, 12 de abril de 2011

Dos jornadas de infarto

Esta temporada NBA es una de las más apretadas de los últimos años. Cuando apenas restan un número insignificante de partidos, vemos cómo la picaresca viste a ciertos equipos con colores más opacos. Las posibilidades de avance en la siguiente ronda tienen mucho que ver.
En el frente dos jornadas de infarto para los aficionados y cabeza-pensantes de un puñado de franquicias, que se juegan grandes opciones de futuro de sus temporadas entre hoy y mañana.

La Conferencia Este presenta el panorama despejado, con los choques ya establecidos. Es en el Oeste donde las dudas se mantendrán hasta el último momento. Solamente Spurs y Nuggets tienen su puesto garantizado. Los demás esperan su colocación definitiva cuando la jornada del miércoles concluya. Y la importancia es definitiva.

Parece que todos pretenden esquivar a su manera a Oklahoma City, con sangre más joven y espítiru guerrero que puede desquiciar a su rival. Los chicos "thunder" aúllan a la Luna aguardando el "playoff time".

El bajón de los Lakers con cinco derrotas en fila es sospechoso. No reserva a sus mejores jugadores pero da la sensación de que juegan a menos revoluciones. ¿Cuánto de verdad tiene el enfado de Phil Jackson?

Le puede interesar una serie con los Grizzlies antes que un enfrentamiento que les lleve a Portland, con cuentas pendientes de por medio. Se abre un escenario interesante. Si Lakers se hace con el segundo puesto, tampoco se garantiza el choque deseado en segunda ronda. Y dejarse llevar no creo que sea adecuado. Lo que está claro visto desde la lejanía es que en dos semanas han echado a perder buena parte de la temporada. ¿Y por qué ahora?


Dallas sigue ganando y después de superar a los de Jackson, se ven fuertes. No obstante y a pesar de su plácido récord, muchos ven a los Mavericks como un equipo a batir en playoffs.

A priori el rival más débil es New Orleans, aunque las manos de Chris Paul pueden hacer milagros.

La dinámica es altamente positiva en todos menos para Lakers y Hornets, y también es un hecho a tener en cuenta. Esperaremos al miércoles.

martes, 5 de abril de 2011

La suerte y Sabonis

Eran otros tiempos. Los pantalones no se llevaban por debajo de las rodillas ni eran tan amplios. La NBA todavía estaba lejos de intervenir para impedir que la moda de la calle retroalimentase a los ídolos de la cancha.
La mirada hacia todo aquél que no hubiese jugado en algún ciclo de su formación educativa en el país era rara. En la etiqueta hacia los osados que buscaban su oportunidad desde Europa se podía leer "soñador".

Con un coraje a prueba de lastimeros voceros, los primeros valientes fueron recibidos no demasiado alegremente. Muchos les veían sólo como carne de banquillo y como elemento exótico sin fuste.

Glouchkov y Fernando Martín tenían un cartel en Europa digno de merecer minutos en la gran liga. Al búlgaro las lesiones primero, la falta de confianza y los excesos después significaron su adios. La buena vida, el sueldo y el brillo de la vida del deportista de élite nublaron el juicio de Glouchkov haciendo de él una sombra de lo que un día fue lejos de allí. Nunca alcanzó el verdadero nivel que pudo ofrecer, a pesar de que en Italia desplegó un juego brillante en ocasiones.

Lo de Fernando fue una mezcla de despropósitos. Le tocó a él abrir brecha en una liga no acostumbrada a lo foráneo. Su entrenador, Mike Schuler, que se regía por un manual clásico y poco dado al artificio, ni confió en el bravo Martín ni supo explotar su calidad en las condiciones más provechosas para el madrileño. Las lesiones tampoco le ayudaron en su intento. Vuelta a casa con la cabeza bien alta. Merece otro artículo.

Pocos pudieron disfrutar de la buena acogida de Schrempf, un alemán formado casi íntegramente en los Estados Unidos, y visto no como extranjero sino como producto "de casa".

Y a todo ésto había un jugador destrozando aros, rompiendo pizarras de equipos contrarios y alguna que otra cintura rival. Un tipo con aptitudes para ésto del baloncesto difícilmente alcanzables, rápido, hábil, acunado en la Unión Soviética y con pinta de leñador.

El complicado momento político de la época impidió la llegada de Sabonis a la NBA, a pesar de haber sido seleccionado por el mismo equipo cuya camiseta lució Martín. Los Blazers no pudieron disfrutar del mejor Sabonis.

La carrera deportiva de Arvydas casi se resquebrajó en pedazos al tiempo que su tendón de Aquiles se rompía. Pocos creían que lograría lucir de nuevo entre los mejores, pero su paciencia y la mejor recuperación posible, trazada en Valladolid, lo hicieron posible. Recuperó sensaciones en compañía de su amigo Kurtinaitis y devolvió en la cancha todo el esfuerzo que los médicos pusieron en su rehabilitación.

Su paso por el Real Madrid supuso el espaldarazo definitivo para los ojeadores NBA, deseosa ahora de contar con lo mejor que le ofrecía el baloncesto FIBA.

La vida da vueltas y a veces se detiene al punto deseado. Portland por fin vistió a Sabonis de blazer y enseguida la afición rindió pleitesía a uno de los mayores talentos que el baloncesto ha dado. Los apasionados del basket nos solemos hacer la misma pregunta al ver a Arvydas en su etapa NBA. ¿Y si Sabonis no se hubiese lesionado de gravedad?

Se abre una incógnita en la repuesta, con la posible irrupción de "Sabas" a mediados de los 80 en una tierra inerte para los europeos. Lo que está claro es que su rendimiento despertó tanta admiración que pronto el nombre de Sabonis formará parte del "Hall of Fame". Enhorabuena.

martes, 22 de marzo de 2011

El sucesor

Cuando las luces de la fiesta se apagan, alguien tiene que encargarse de recoger toda la porquería, los cristales rotos y fregar los suelos salpicados con la bebida ingerida en grandes dosis. No siempre es fácil.

Los Bulls encadenaron unas series de ensueño en los 90, contando con el Jordan más colaborador y con la sabiduría de un entrenador destinado a convertirse en leyenda. La historia de los Bulls ya queda ligada a dos personalidades tan distintas como agradecidas de haberse encontrado. El equipo de Chicago no habría alcanzado la gloria sin Michael Jordan, y MJ no tendría la vitrina llena si no se hubiese cruzado en su camino un técnico poco valorado en sus inicios como fue Phil Jackson.

El nexo tardó en cuajar. El egoísmo acentuado de Jordan no encajaba con los postulados participativos, el reparto de responsabilidades y la asunción de la toma de decisiones otorgada a jugadores de menor nivel. Michael no comprendía que el beneficio de todos era el bien común, y que una sola persona no podía cargar con el peso del colectivo. Sus logros individuales por momentos eran suficientes, y la competición con la estadística parecía ser el único aliciente para salir a la pista.

Algo cambió cuando Jackson asumió la silla de "head coach". La fractura entre Jordan y Doug Collins ya se hacía insostenible, y el pulso lo venció el jugador estrella. Collins dejó sus enseñanzas para la tele y el relevo recayó en un entrenador asistente.
Phil Jackson no tardaría demasiado en convencer a sus jugadores de que para ganar hacía falta crear un triángulo en el que todos estuviesen integrados. Sin embargo, el eje fundamental de ese triángulo ideado para la victoria no estaba conforme. Jordan seguía creyendo en su autoridad como la única reconocible en su equipo, y Jackson tuvo que luchar contra un ego de proporciones bíblicas. Lo que pasó en ese vestuario y las conversaciones entre Jordan y Phil darían para un film con mucho contenido.

Finalmente la alianza se forjó, y el pacto dio lugar a uno de los mayores éxitos conocidos en este deporte.

Acabado el champán, y con el cruce de caminos que separaba a MJ y Jackson a la vista, tocaba recomponer las piezas. La vieja guardia asumiría la aportación de Jordan, y para dirigir la nueva era se llamó a un entrenador sin experiencia NBA pero con sólida carrera en la liga universitaria. Tim Floyd permaneció al frente del equipo desde el inicio de la temporada 1998-1999 hasta diciembre de 2001, cuando la paciencia de la grada, de la prensa y de Jerry Krause se agotó. Fueron tiempos de una travesía oscura y complicada.

Pase lo que pase esta temporada, Phil Jackson dejará atrás su prolífica etapa en los Lakers. La decisión está tomada. Lo que no está claro es la cara que se verá en la silla de Jackson, que ha mostrado su respaldo a su asistente Brian Shaw.

Shaw, ex jugador de Lakers y a la sombra de Jackson los últimos años, es la opción más viable. Ya sea por el conocimiento de los entresijos del equipo, por la continuidad que daría a los esquemas actuales, por su vinculación a la ciudad, o por contar presumiblemente con la confianza de los pesos pesados, el caso es que cuenta con muchos apoyos.

Al contrario que lo que le sucedió al anterior sucesor de Jackson, la principal estrella del equipo no va abandonar el proyecto. Las semejanzas que se buscan entre Jordan y Kobe no llegarán a ese extremo.
Veremos la suerte que corre el nuevo sucesor de Phil Jackson. Las luces se apagarán, la neverá se vaciará y a otro le tocará tirar de mocho y fregona.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La soledad de Messina

Aterrizo después de un breve periplo fuera del país y a los pocos minutos descubro con cierta incredulidad que Messina ha dejado de ser entrenador del Real Madrid. Poco a poco mi cabeza se llena de datos, de informaciones, de opiniones sobre el pequeño terremoto que sacudió los cimientos del club blanco a final de la semana pasada.

Un mal partido, uno más, y con la paciencia del técnico italiano a punto de rebasar el límite. Fue el inicio del cataclismo. Me cuentan que desde dentro el descontento de ciertos jugadores era evidente, que no todos tiraban del carro. Este último aspecto, el del esfuerzo, fue abiertamente censurado por Messina con la complicidad de la televisión. Un pulso a los críticos del vestuario que ya no estaba dispuesto a seguir planteando. Messina, con una tarjeta de presentación difícilmente igualable en Europa, no necesita quemarse a lo bonzo. Simplemente ha optado por apartarse, y dejar que los que boicotean el reparto de minutos y la selección de jugadores devoren las migas que Ettore ha ido dejando.

Messina ya había fruncido el ceño hace semanas justo después de la disputa de la final de la Copa del Rey, con una falta evidente de apoyo del máximo dirigente del club. Que a Florentino no le preocupa demasiado la sección de baloncesto no es secreto. Los tibios intentos de revitalizar el basket han servido para rescatar algo de éxito y una pizca de entusiasmo. Poco más.

La decisión de Messina de entregar la cuchara fue fulminante y sin posibilidad de vuelta atrás. Cuando desde arriba se procuró tender la mano ya era tarde. El italiano se va y su eterno segundo se queda como entrenador interino hasta final de temporada. La herida no se cierra.

La sensación que tengo es que Messina nunca terminó de encajar en una dinámica que le arrastró a una vulgaridad que nunca soñó y que le ardía por dentro. Su categoría profesional y el orgullo por rendir pleitesía a su propio pasado fueron el combustible para seguir vivo dentro del Madrid. Ya es otro entrenador consumido por el voraz apetito de la exigencia deportiva y social de un club acostumbrado a ganar.

El graderío en el último partido en la Caja Mágica fue suficientemente explícito. Pitada general. Messina esbozará una media sonrisa lejos de allí. Los jugadores tendrán que cambiar el paso. La lupa ahora fijará su atención con mayor detalle.

martes, 22 de febrero de 2011

El impacto de Melo

No se esperó al último segundo del último día del "trade deadline". Carmelo Anthony será un "knick" en unos días. Falta la concrección técnica de ciertos detalles, lo que se suele decir en estos casos, y que se consuma el tiempo establecido para que los jugadores implicados en un traspaso puedan vestir sus nuevas camisetas.

Se deja atrás un reguero de especulaciones que iba ya para siete meses, justo cuando Melo decidió que no quería seguir en los Nuggets. Los acercamientos a los Nets eran más que una realidad, pero no fructificaban por la negativa de Anthony a jugar allí.

Como todo "trade" de entidad, una vez cristalizado tiene que pasar por el filtro de la contestación pública, del aficionado y de los medios de comunicación. Si uno repasa la esfera Internet, se puede encontrar con opiniones tan distantes como la relación entre el propietario de los Knicks y su hasta ahora director de operaciones, su general manager.

James Dolan surgió de la oscuridad mediática para convertirse en interlocutor y artífice de un intercambio que puede pasarle una costosa factura inmediata. Al ritmo que circula la NBA, lo de los pagos aplazados no se ve. Desmantelar un equipo en auge y tener en contra a la dirección deportiva no es la mejor receta en un proyecto que cambia una tranquila aceleración por una velocidad inquietante.

Los Nuggets se llevan a cuatro jugadores de los Knicks, incluidos el base Felton (con una temporada excelente a sus espaldas), el prometedor Gallinari (foco de atención de la extensa colonia italiana y atractivo para los europeos), el buen tirador Chandler y la incógnita de futuro Mozgov. Quizá demasiada carga la que pone encima de la mesa New York. A los Knicks llega un veteranísimo Billups, y los jugadores de banquillo Shelden Williams y Anthony Carter. Balkman revivirá su segunda etapa de "knick".

Paralelamente los Knicks se han hecho con el swingman de los Wolves Corey Brewer a cambio de Anthony Randolph y el voluminoso contrato del olvidado Eddy Curry.

El impacto de Melo en el Madison se verá en breve. Le ayuda en la tarea sin duda la compañía de Billups, pero habrá que ver cómo reaccionan Stoudemire y D´Antoni. El coach tendrá que reconducir la dinámica de un equipo en franca progresión para aglutinar el juego entorno a dos gallos.

En cuanto a las consecuencias inmediatas, está claro que Amar´e sufrirá la carencia de jugadores altos. El ruso Mozgov iba adquiriendo un mayor protagonismo en la rotación, e incluso disfrutaba de minutos de calidad. Ahora el juego en la pintura se queda resentido de forma muy peligrosa. Shelden Williams no ha respondido a las oportunidades que le brindaron las lesiones de los pívots en Denver a principio de curso, y su papel ha quedado en la marginalidad conforme avanzaban los meses.

La distribución del balón de Billups será más importante de lo que parece, ya que las líneas de ataque dejan de ser difusas y repartidas como hasta ahora para centrarse en dos focos. Billups será el tercer espada.

Se sustituye a un alero anotador, Wilson Chandler, por un jugador con escasas prestaciones ofensivas como Brewer. Se cambia futuro por tipos con más pasado que presente, salvo Anthony.

En verano habrá que hacer más de un retoque para acondicionar una plantilla con pocas garantías de éxito en playoff. Faltan jugadores de nivel y lo notarán. Si no hay "lockout", New York se paseará por el mercado para convencer a otro gran talento. Su futuro depende de ello.

domingo, 20 de febrero de 2011

El mercado NBA y Griffin

En unas horas las luces del Staples Center se apagarán por unos momentos para presentar a los jugadores que formarán parte de la 60 edición del partido de las estrellas.
El All-Star vuelve a Los Angeles justo cuando los Clippers pueden mostrarle al mundo a su jugador franquicia. Blake Griffin, un tipo en ebullición y con ganas de enseñarse, de acaparar miradas (no sólo las más o menos indiscretas de Rihanna) y flashes. No ha renunciado el número 1 del draft de 2009, lesionado la temporada pasada y rookie este curso, a participar en las tres jornadas a las que estaba llamado.

El viernes sufrió en el banquillo la distribución de minutos en el choque Rookies-Sophomores. Una serie de mates con marca de la casa le hicieron venirse arriba y reclamar más tiempo en pista. No obtuvo recompensa a sus plegarias y vio cómo un compañero de equipo, su máximo rival por cierto al título de "rookie del año" John Wall, levantaba el trofeo como MVP del partido. Él lo quería, por eso jugó.

La segunda jornada le tocaba vestirse de corto para afrontar el concurso de mates. Mucho se esperaba de esta edición, sobre todo después de que el año pasado la decepción tiñese de oscuro el tan celebrado certamen. Se apuntaba a un resurgir con la presencia de Griffin junto a otros jugadores jóvenes y atléticos.

Griffin en esta ocasión sí pudo vencer en un concurso en el que de nuevo unas controvertidas puntuaciones dejaron fuera planteamientos originales como los de Ibaka. Parecía todo programado para que el 32 de los Clippers ganase en el Staples. No solamente él ganaba, se supone que la NBA tiene una nueva cara con la que vender su producto.

A la liga se le da muy bien ésto de exportar su marca, de ajustarse a los tiempos, de modernizarse, de llegar a todos con chispeantes imágenes. Los mates de Griffin han rellenado muchos minutos en las teles de todo el mundo, y el que haya ganado les viene muy bien. No resto mérito a los mates de Griffin (el del coche tiene su mérito), pero sí que eché en falta un pelín más de justicia en ciertas puntuaciones.

Esta noche Blake aborda su estreno en los grandes como "all-star", y estoy impaciente por ver si es objeto del clásico boicot que los veteranos suelen poner en práctica a los nuevos que vienen pasados de vueltas o con ansias de triunfo en su primera cita.

lunes, 14 de febrero de 2011

Diario de la Copa del Rey (IV)

La Copa encara su última jornada, la decisiva. Hemos visto mucho baloncesto desde el jueves, y hemos saboreado lo bueno que deja la mezcla de cánticos, colores y de unas aficiones que no abandonan su entusiasmo a pesar de que sus equipos se han marchado ya.

Cerca de los accesos se respira el ambiente a final. Las medidas se seguridad no parecen reforzadas. No tiene pinta de que vaya a existir incidente alguno. La tranquilidad ha sido la tónica dominante en los días pasados. Los cafres reservan sus energías para otro deporte.


En algo más de media hora arranca el Real Madrid-Regal Barcelona.

Final


Salto inicial y los primeros compases resuenan en mi cabeza. El Real Madrid da la sensación de no haber salido del vestuario. El Barça enchufa el cargador de su máquina a la red y en esta ocasión es Anderson el encargado de abrir la distancia en el marcador.


Los de Messina necesitan un libertador como el comer y es cuando surge Tomic. Un tipo blando para muchos, diamante por pulir para otros, jugador irregular en el cómputo global.
Antes de que los azulgrana lleguen a una diferencia insalvable, el croata espabila y se merienda a todo el que se empareja con él. Ni Lorbek, ni Vázquez, ni Perovic ni Ndong. El primer cuarto es de Ante. Los catalanes igualan a los blancos con el afán anotador de Anderson, que encesta más de la mitad de los puntos de su equipo. Navarro está desconocido y Rubio vive un bache mental que le persigue hace tiempo. Es demasiado joven para soportar tanta presión año tras año, y la exigencia es total.


Alan Anderson se levanta una y otra vez con acierto, y el Madrid defiende su fortín como nunca. El problema es que al otro lado de la cancha se muestra falto de ideas y fallón. Llull es como un naúgrago a la deriva, y ni resuelve en ataque, ni es eficaz cuando Messina le da los galones de base. Mal partido para el de Mahón.


A Navarro le cuesta también engancharse al partido y sufre cada vez que encara la canasta. Ni los tiros lejanos ni sus "bombas" funcionan hoy. Sada sin embargo se manifiesta como un director de orquesta perfecto. Manda, ordena, anota y no suelta a su par. Gran parte de las opciones del Barça pasan por la cabeza del infravalorado base catalán.


Superado el primer cuarto de ensueño de Tomic, la zona blanca entra en un bache del que no es capaz de recuperarse. Reyes y Fischer son superados por la batería de hombres altos de Pascual. D´or no se quita la etiqueta de jugador gris. Para qué habrán fichado a Begic, me pregunto.


El empuje de Suárez, al que le cuesta horrores anotar desde el poste, y las ayudas de Mirotic y Prigioni establecen el equilibrio en el marcador. Al descanso empate a 30. Se avecina un final de infarto.


En el descanso le toca el turno a la final del concurso de triples de aficionados. Un chaval de Madrid, Amancio, derrota con suficiencia al representante malagueño, Nando. Me gustan este tipo de concursos.


La segunda parte empieza con el Barça elevando su intensidad, intentando zafarse de un entramado defensivo que mantiene con vida al Madrid. Fischer y sus largos brazos sirven esta vez de escudo y permiten a su equipo respirar. Sería buen asunto que D´or buscase el aro al otro lado.


Sergio Rodríguez suple a Prigioni, cansado y cargado de faltas. El "Chacho" se pone serio y anota cuatro puntos consecutivos. La réplica la pone Sada, que francamente es el verdadero líder del equipo catalán. Con Ricky fuera de circulación, Víctor es el MVP en la sombra. No todo es anotar, hay que poner el alma en la cancha.


Ettore se desespera en el banquillo pero sus jugadores no dan más de sí. Nadie puede frenar a Morris, que lanza triples como si estuviese en su sillón con el mando a distancia. Felipe resopla y pide un esfuerzo adicional porque el partido se escapa.


El Barça hace lo que quiere. Ya sea desde la línea de tres puntos o por medio de alley-oops, el caso es que la resistencia blanca va agotándose. Tucker desespera a la hinchada con sus amagos y el balón, sencillamente, no entra. Los azulgrana se van.


En los últimos minutos el tanteo hace imposible la remontada, a pesar de un último arreón blanco que se queda ahí. El Barcelona es de nuevo campeón de la Copa.
Ricky corta la red y los jugadores desfilan para estrechar las manos institucionales y poder levantar el merecido trofeo.


Se termina la Copa del Rey. A casa. Hasta el año que viene.