Ni antes era el mejor el equipo de la Historia, ni ahora es una plantilla tan desequilibrada. Después de aplicar su particular rodillo en los primeros compases de la temporada, los Lakers muestran ahora un carácter más humano. Han perdido dos partidos consecutivos en su paseo por Florida, pero no es un dato que se me antoje significativo al menos en este tiempo. Hay que tener en cuenta que Pau está algo tocado y que hay un puñado de jugadores con una pavorosa indefinición en su juego en las últimas fechas.
Una vez consumada su renovación, el esloveno Vujacic anda con el punto de mira ligeramente desviado. Lo importante para Phil Jackson es que recupere la confianza antes de marzo, porque mientras exista un grado de equilibrio entre la aportación habitual de los titulares y de los suplentes el día a día será, cuanto menos, placentero.
En el caso de Jordan Farmar podríamos trasladar las dudas sobre su rendimiento a un ilustrado en psicología. La motivación es un elemento tan esencial como las propias cualidades físicas y técnicas. Sinceramente creo que por la sangre de Farmar corre la ambición del titular, y siente que la espera ya ha tocado a su fin. Su juego se torna en ocasiones en agónico debido a su rabia contenida. Está claro que cuando los Lakers quieren correr, él es el encargado de dotar de velocidad al ataque angelino. El problema vendrá cuando esa rabia se torne en frustración. Me gustaría verle de inicio durante una tanda de partidos para comprobar si todo lo que apunta saliendo del banquillo lo puede plasmar con un poquito más de calma empezando en el quinteto.
Andrew Bynum se halla en una situación difícil provocada por él mismo. Ha empezado a hablar de más en la prensa sobre sus minutos en cancha, y la importancia que Jackson le otorga a los pequeños detalles se reflejan directamente en el "playtime". La carrera es de fondo, y no le importa pasar varias veces por encima de la negación de sus jugadores a sus métodos con tal de que a la segunda ronda todos lleguen con los deberes entregados y corregidos.
A Bynum ni le gusta jugar menos ni tampoco le entusiasma la compañía de Pau en la zona. De momento no se complementan, y la prueba está en que Gasol todavía obtiene su mejor rendimiento pegado al aro sin el gran mocetón a su lado.
Jackson sigue confiando en Fisher como director de juego, y aunque su tiro sigue salvando al equipo en determinadas circunstancias y desatasca el por momentos enmarañado ataque, ya no es un jovencito con las piernas frescas. Empezaría con Farmar y dejaría a Fisher como sexto hombre, y de esta manera podría terminar la temporada con más fuerza para afrontar los playoff.
Por lo demás, Ariza poco a poco le va cogiendo el tono a la competición y se acerca al perfil de jugador que apuntaba en su época de rookie. Defiende bien, se une a la lucha por el rebote y progresa en su tiro exterior. De Odom por el contrario se espera bastante más. No logra acomodarse a su nuevo rol y le cuesta meterse en el juego.
Sería una temeridad poner en tela de juicio el trabajo de Phil Jackson a estas alturas, porque la experiencia enseña que él mismo crea situaciones complicadas para que las soluciones sean a un nivel que engrandezca al colectivo.