lunes, 3 de diciembre de 2012

Las sensaciones de Ricky Rubio


Un chasquido en la rodilla y la ilusión dio paso a la desesperación. Impaciencia por regresar a las canchas, inquietud por saber si la recuperación sería la idónea. La noche que Ricky se rompió persiguiendo a Kobe muchas cosas cambiaron. En primer lugar las ligeras opciones de los Wolves para entrar en playoffs se escaparon como agua por el retrete. Los pensamientos de su compañero Love de aunar reconocimiento individual y colectivo pasaron de largo.
Recuerdo perfectamente la imagen de la lesión de Ricky. En un primer momento no pensé que se trataba de algo tan serio. Las sucesivas repeticiones me hicieron resoplar. La televisión ha enseñado a perder cierta sensibilidad en según que circunstancias. Son tantas las baterías de imágenes de tobillos retorcidos en primer plano, de roturas múltiples, de fracturas del quinto metatarsiano servidas sin rubor, que uno ya juega a pronosticar gravedad y tiempo de recuperación antes si quiera de la llegada del parte médico correspondiente. Aquella noche la rodilla de Ricky fue objeto de especulación, la de los optimistas que soñaban con verle en la final de las Olimpiadas, y la de los pesimistas que apuntaban incluso a una retirada prematura.
Los plazos se han ido apurando y no hay fecha concreta para la reaparición. En la NBA no se suele mercadear con el reingreso de los lesionados. Se pueden manejar fechas aproximadas, pero si se asegura una recuperación con carácter indefinido, uno puede esperar tranquilamente con su té verde.
Recientemente se ha demostrado la ineficacia de adelantar la perspectiva de retorno. Públicamente Bogut y los Warrriors han tenido que salir a desmentir la inminente vuelta a las canchas del australiano, lesionado "sine die", un caso ha sido muy mal gestionado. En paralelo viaja la recuperación de Eric Gordon, sobre el que se llegó a decir que iba a comenzar la temporada. Nada de eso. No ha debutado y ya se ha estirado una posible fecha para ver debutar a Gordon esta temporada.
Ricky ha ido dejando destellos de su estado de ánimo y del progreso de los ejercicios de fortalecimiento de la rodilla vía twitter. Una información que acalla rumores, que silencia el furor de los agoreros y dispersa las ansias de los deseosos de verle con la camiseta de Minnestota. Nadie de su entorno ha sellado una hoja del calendario. Esto redunda en la mejor puesta a punto. Sin presiones. Los médicos le han dado su visto bueno y ya entrena con normalidad, aunque se ha apresurado a decir que no volverá hasta que no se olvide de la rodilla mientras juega. Ricky afirma sentirse casi al cien por cien. Llega lo difícil. Unir las sensaciones mentales con su estado físico, ése el objetivo. Él se siente listo, toca comprobar si su rodilla también. .

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